La Ciudad de México es un animal carnívoro. Consume a sus habitantes, les chupa la sangre y los transforma en seres lúgubres. Los males que se cocinan en sus calles y en sus entrañas hacen que cualquiera pierda la cordura. Asaltos, robos, tráfico, contaminación, basura, escasez de agua, mujeres y niños pidiendo limosna en todos los recovecos. Hasta los más sosegados tienen momentos de ataques esquizoides.
A esos males psiquiátricos se suma un grave problema en el país: la falta de presupuesto destinado a la salud mental, que podría ser usado para clínicas especializadas, centros psiquiátricos y medicamentos gratuitos o de bajo costo para tratar las enfermedades más comunes.
El Instituto Nacional de Psiquiatría reveló recientemente que diariamente en México se quitan la vida un promedio de siete personas. No obstante, el 82 por ciento de los pacientes con depresión o ansiedad no cuentan con un tratamiento oportuno.
En general, las urbes de México comparten esas características infernales y no sorprende que hayan arrojado a la locura a un gran porcentaje de sus ciudadanos. Hoy, 3 de cada 10 mexicanos padece de algún problema mental y la depresión encabeza la lista, con un incremento del 18 por ciento entre 2005 y 2015.
De acuerdo con Economía Hoy, un reporte del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) reveló que el recorte de recursos afectó también al gasto en salud mental “pues el presupuesto aprobado para esta área en 2016 se redujo en 4 por ciento para el 2017 fue de 5 por ciento”.
Las personas se ven obligadas a buscar ayuda no especializada y muchas veces no cuentan con el dinero suficiente para pagar por un tratamiento digno (los medicamentos para tratar padecimientos mentales son unos de los más caros del mercado farmacéutico), lo que provoca que empeoren o que sencillamente no salgan del abismo ínfimo e individual en el que viven.
Aunado a eso, de acuerdo a lo que dijo Judith Méndez Méndez, Investigadora de Salud y Finanzas Públicas para el portal, los costos de no contar con salud mental “producen pérdida en la calidad de vida y disminuciones en el valor agregado en la economía nacional”.
En cuanto a las causas de la proliferación de las enfermedades, Méndez explica que los niveles de desempleo, acompañados invariablemente de una baja productividad están fuertemente ligados.
En general, la tasa de crecimiento promedio anual de presupuesto para salud mental en México es de 7.3 por ciento, pero naciones con “el mismo nivel de ingresos”, como Brasil y Costa Rica, destinan “en mayor proporción a salud mental”, con 2.4 y 2.9 por ciento, respectivamente, mientras que México lo hace en 2.2 por ciento, explica la investigadora.
*
Podría interesarte:
La ayahuasca podría ayudar a combatir la depresión, según un estudio.
Hongos mágicos: el viaje psicodélico contra la depresión.
Trump aprueba que enfermos mentales compren armas.