En un recóndito pueblo llamado Toraja, en la isla de Célebes, al este de Indonesia, vive una comunidad indígena de tradiciones y costumbres centenarias con respecto al culto de la muerte. Vivir con sus muertos, vestirlos, alimentarlos y preguntarles cómo va su día es parte esencial de su cotidianidad. Otras veces los incluyen en las fotografías familiares.
Los habitantes del pueblo salen cada tres años a las calles del pueblo a celebrar una macabra pero singular tradición donde sus muertos son los protagonistas. Uno a uno, van desenterrando a sus seres queridos, que habían permanecido embalsamados en las entrañas de la tierra. Los lavan y los visten con ropa elegante, limpia y nueva para después recostarlos en ataúdes coloridos que finalmente se quedarán por muchos años dentro de sus casas.
Para ellos, esta costumbre es una forma de mostrar respeto y cariño a quienes se les adelantaron, su forma de culto por la vida después de la muerte en una ceremonia que para los torajíes es la más importante y antigua de entre sus tradiciones, explica la BBC en un reportaje.
El difunto es venerado por su familia en su hogar. (Foto: BBC)
Ritual a la muerte
Al morir un miembro de la familia, sus seres queridos hacen una fiesta sin igual durante los entierros, que pueden prolongarse durante días o incluso semanas, con el fin de poder ahorrar dinero e iniciar el proceso de embalsamiento para mantener al difunto lo mejor preservado posible para que tres años después, cuando sea desenterrado, no presente signos de descomposición avanzada.
El embalsamiento consiste en envolver al difunto en varias capas de tela como si se tratara de una momia. Posteriormente, el cuerpo se exhuma para retirar los órganos que ya están en proceso de descomposición. Posteriormente se inyecta una solución química hecha para la conservación con base de formaldehído o formol.
Dentro de las creencias espirituales de esta comunidad indígena es que la transición de la vida terrenal al mundo de los muertos es esencial para la tranquilidad espiritual del muerto, para eso es indispensable que el cuerpo vuelva a su lugar de nacimiento y para eso mantienen al difunto cerca del lecho familiar.
El proceso de embalsamiento ayuda a conservar el cadáver ante la inminente descomposición. (Foto: BBC)
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La periodista de la BBC, Sahar Zand visitó la comunidad de Toraja para ver más de cerca el ritual de la muerta en las comunidades más recónditas de Indonesia. «Padre, ¿cómo te sientes? Tenemos visitas, espero que no te moleste», le susurra al oído la hija del difunto, Mamak Lisa.
«Su piel áspera y gris, denota varios orificios que al parecer el espacio que los rellenaba se convirtió en la cena de los insectos, sin embargo a pesar de ser extraña la presencia de un cadáver, se percibe una paz y armonía única en el hogar de la familia Mamak», relató Zand.
En las familias más tradicionales del este indonesio, el difunto recibe alimentos, bebidas, y hasta vicios como alcohol y cigarros.
«Creemos que si no cuidamos a nuestros muertos como cuando estaban con vida, podrían traernos mala suerte y problemas», dijo Mamak Lisa.
Los Toroja también veneran al búfalo durante el proceso de embalsamiento, pues piensan que el animal transporta el alma del difunto al mundo de los muertos. La veneración, aunque suene contradictoria, consiste en sacrificar al búfalo para que acompañe al muerto a la ultratumba, mejor conocido como el “Pooya”, mundo espiritual en las creencias torojíes.
Recordar a los seres queridos que ya no están, es más que una tradición en algunas culturas, es rendirles culto de la mejor manera que ellos creen posible. En muchas partes del mundo, la tradición toroja es vista como morbosa y macabra, sin embargo, se desentienden de la complejidad del culto a la muerte única en el mundo.
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