En una situación que puede provocar un nuevo conflicto internacional a gran escala en Sudán, al menos 97 personas han muerto y otras 942 han resultado heridas durante los enfrentamientos del fin de semana entre el ejército de ese país y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
El Comité Central de Médicos en Sudán informó que, solo el domingo, durante el segundo día de combates en diferentes puntos del país, un total de 41 civiles “fueron asesinados”, principalmente en la capital, Jartum, así como en las localidades de Bahri y Omdurman. El sábado, a lo largo del primer día de enfrentamientos, al menos 56 civiles perdieron la vida.
Además, de acuerdo a muchos expertos internacionalistas, el conflicto en Sudán podría abrir un nuevo frente de batalla entre Estados Unidos y Rusia. En los últimos meses, el gobierno de ese país ha recibido el respaldo de la Federación Rusa (al grado de que Vladimir Putin construirá ahí su primera base naval africana), mientras que las Fuerzas de Apoyo Rápido han sido vinculadas históricamente con los Estados Unidos.
Lee más: Rusia advierte que está lista para ‘destruir’ a Estados Unidos
¿Qué está pasando en Sudán?
El Comité Central de Médicos en Sudán advirtió que la cifra de víctimas podría ser muy superior, debido a que los equipos de emergencia no pueden desplazarse por distintas zonas del oeste del país; lo anterior, ante las restricciones de movimiento por los intensos choques entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido.
El Comité Central de Médicos sudanés también denunció que los uniformados están utilizando instalaciones sanitarias como “refugio”, y recordó que utilizar hospitales con fines bélicos es “un crimen contra la Humanidad, contra los valores y la moral, y contra los tratados y convenios que prohíben su violación”.
Sudán entró este lunes en el tercer día consecutivo de enfrentamientos, que se siguen desarrollando en Jartum y otras regiones del norte y del oeste del país. El Ejército informó a última hora del domingo que la situación general es “muy estable” y que solo hubo “enfrentamientos limitados” con las FAR, principalmente en la capital sudanesa.
El gobierno contra las Fuerzas de Apoyo Rápido en Sudán
El Ejército de Sudán asegura que controla la mayoría de las instalaciones militares e infraestructura vital en Jartum y que han arrebatado a las FAR el estratégico aeropuerto de Merowe, en el norte del país, así como amplias zonas del conflictivo Kordofán, además de otras regiones.
Ante el aumento de la violencia en ciudades muy pobladas, este domingo el Ejército y las FAR aceptaron una propuesta de la ONU para establecer corredores humanitarios y detener los combates en zonas residenciales por un breve periodo de tres horas. Esto, por ejemplo, permitió la evacuación de más de mil residentes en Jartum.
Lee más: Putin aprueba el plan de China para acabar con la guerra en Ucrania
Las fuerzas de apoyo rápido piden ayuda al mundo
El comandante del poderoso grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), Mohamed Hamdan Dagalo, exigió a la comunidad internacional que intervenga de inmediato para acabar con las fuerzas del líder del Ejército de Sudán, Abdelfatah al Burhan.
“La comunidad internacional debe actuar ahora e intervenir contra los crímenes del general sudanés Abdelfatah al Burhan, un islamista radical que bombardea a civiles desde el aire. Su Ejército está librando una campaña brutal contra personas inocentes”, dijo Dagalo, más conocido como Hemedti, en su cuenta de Twitter.
Además, advirtió que sus combatientes “continuarán persiguiendo a Al Burhan” hasta “llevarlo ante la Justicia”, y justificó que los combates estallaron el sábado en “respuesta al asedio y al asalto” contra las unidades de las FAR. Hasta que los paramilitares se rebelaron hace tres días, Hemedti era el vicepresidente del Consejo Soberano de Sudán, el máximo órgano de gobierno en el país y presidido por el propio Al Burhan. Por ello, justo ante la influencia de Estados Unidos, muchos señalan que el movimiento podría tener un gran trasfondo.
Sudán y una historia de guerra que no termina
Precisamente, ambos uniformados (Hamdan Dagalo y Al Burhan) se unieron para ejecutar el golpe de Estado de octubre de 2021, que depuso al gobierno civil surgido de la llamada revolución sudanesa de 2019 y que logró derrocar al ex presidente islamista Omar al Bashir tras tres décadas asentado en el poder.
Luego de ese histórico episodio de 2021, tanto Al Burhan como Hemedti (Hamdan Dagalo) acordaron no inmiscuir a los militares en los asuntos políticos de Sudán y se comprometieron a iniciar un proceso para devolver al país a la senda democrática y formar un gobierno civil.
Sin embargo, las diferencias entre ambos militares se intensificaron hace unas semanas, en medio de negociaciones para alcanzar un acuerdo final con agrupaciones civiles y las tensiones llegaron a su punto más alto el sábado cuando el Ejército bombardeó posiciones de las FAR en aparente respuesta a un ataque previo.
En este contexto, Hemedti indicó que las FAR están “luchando contra los islamistas radicales que quieren mantener a Sudán aislado y lejos de la democracia”, unas acusaciones muy similares a las que ha empleado el Ejército contra los paramilitares en los últimos días. “La lucha que estamos librando ahora es el precio de la democracia”, dijo en la red social, en la que aseguró que sus combatientes están “tomando todas las medidas posibles para garantizar la seguridad de las personas”.
Pese a ello, el Ejército de Sudán ha acusado reiteradamente a las FAR de adentrarse en zonas muy pobladas de Jartum y de usar métodos de guerrilla, mientras que organizaciones de médicos locales han denunciado que los paramilitares están utilizando hospitales para refugiarse.
Lee más: Putin sufre una gran derrota en Georgia
Con información de EFE / Foto de portada: EFE