De pronto, las instituciones se ponen por encima de los ideales y con ellas, sus propias creencias. En la Iglesia Católica las cosas parecen no haber progresado un ápice en todos estos años. Hombres que intentan dedicarse al sacerdocio, pero que a cambio tienen que ocultar sus preferencias sexuales no es precisamente una señal de evolución en cuestiones de moralidad sexual.
Esta historia que te contaremos es sobre exorcismos, sobre miedo, sobre todo lo que tienen que hacer los sacerdotes para no dar a conocer que son homosexuales, en un país en el que serlo, les provocaría no sólo el señalamiento social, sino la excomunión de la institución para la que, paradójicamente, sirven.
En Brasil, así silencian a los homosexuales
Rafael, quien así precisó ser llamado en la investigación realizada por la BBC de Londres, reveló cómo es que se tenía que “auto-torturar” conforme a los preceptos de la Iglesia Católica, en Brasil, pues no es bien vista la homosexualidad en curas.
“¡Espíritu enemigo, manifestación del mal… Sal de mí!”, eras y otras oraciones son profesadas como parte de un ritual al que Rafael llamó “Exorcismo de la homosexualidad”. En esa práctica, Rafael envolvía en hielo sus genitales para evitar tener pensamientos pecaminosos hacia otros hombres por los que se podría sentir atraído.
Curarse de la homosexualidad era el objetivo. El martirio al que era sometido iba desde clavarse las uñas en las palmas de las manos, agresiones hacia su órgano sexual y flagelaciones que iban desde los latigazos, hasta las cortaduras. Hasta que un día, se cansó y decidió escribirle a Dios.
‘Por favor, Dios, llévame. Prefiero la muerte’
Los sacerdotes homosexuales deben vivir en silencio y en secreto en Brasil -y suponemos que en muchas más partes del mundo-. De acuerdo a la investigación de la BBC, hay más de 27 mil sacerdotes en el país y de ellos, no hay uno solo que ejerza y que a su vez haya revelado públicamente su homosexualidad.
Y hay varios que lo son. Un seminarista dijo al medio de comunicación que en su clase de 40 estudiantes en Sao Paulo, 30 son homosexuales. Aunque el Papa Francisco ha intentado nuevas formas de abordar la homosexualidad en la Iglesia Católica, la realidad es que los estigmas sobre los curas gays continúan.
“Hay una sensación de que, con Francisco, es ahora o nunca. Pero así como en la doctrina, nada cambia. Y aunque haya más miembros del clero que quieran hablar, la angustia sólo aumenta porque no se sienten seguros para hacerlo”, indicó Rafael, quien sigue sometiéndose a diferentes castigos, aunque la realidad es que revelar quien es, sería el fin de ese sueño que tuvo desde niño: dedicar su vida al sacerdocio.
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