Como parte de un experimento social con el objetivo de demostrar la desigualdad salarial a consecuencia del racismo, el restaurante Saartj, en Nueva Orleans, Louisiana, empezó a cobrarle el doble a los clientes blancos por una comida. El chef, Tunde Wey, inmigrante nigeriano, abrió este pequeño local en el mercado de Roux Carre para vender comida típica de su país y para dar un mensaje: la desigualdad de la riqueza no debe estar basada en el color de la piel de las personas.
En Nueva Orleans, el 60.2 por ciento de su población es de raza negra, mientras que el 33 por ciento es blanca, sin embargo, el ingreso promedio de los hogares afroamericanos es de sólo 25 mil 806 dólares en comparación con los 64 mil 377 en las familias blancas, según datos de la organización Instituto Urbano.
El experimento social es temporal, inició el pasado mes de febrero y pretende presentar resultados el 15 de marzo. (Foto: The Washington Post)
Esta información la comparte Wey con todos sus clientes antes de proponer los precios para sus alimentos. Al momento de comprar, las personas de tez blanca se les ofrece dos opciones de pago, una estándar de 12 dólares por platillo y el costo sugerido de 30 dólares, mientras que a los negros sólo les cobran 12 dólares.
El precio estándar está disponible para todos los clientes y el sugerido sólo se les ofrece a los blancos. La diferencia entre ambos representa la desigualdad en ingresos entre los hogares negros y blancos en Nueva Orleans. El excedente obtenido al final del día se redistribuye entre los clientes de color.
En entrevista con el diario The Washington Post, Wey explicó que el 90 por ciento de los clientes afroamericanos ríe cuando les ofrece dinero, después la sonrisa se borra tras conocer las enormes diferencias salariales por situaciones raciales.
Por su parte, el 80 por ciento de los clientes blancos acceden a pagar el excedente, con remordimiento y algo de culpa.
La gente me ve del otro lado del mostrador y piensa que los estoy juzgando. Si no podían pagar el precio más caro, me daban toda clase de explicaciones de por qué no les era posible.
Finalmente, Wey dijo que no buscan ningún tipo de beneficio monetario.
Cuando hablo del problema, las personas blancas pagan el dinero con excedente, a pesar de darles la oportunidad de renunciar voluntariamente a ese privilegio.
La explicación del chef es de acuerdo con una investigación de las propinas y redistribución de la riqueza. Socialmente no estamos obligados a dar esa gratificación en los restaurantes, pero las presiones sociales y estigmas obligan a las personas a ofrecer una gratificación por el servicio en los restaurantes.
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