En las islas Marshall, durante la Guerra Fría, Estados Unidos hizo un depósito con material radiactivo; como un”sarcófago nuclear”. Este martes, Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó una advertencia sobre esta tumba: podría tener fugas.
La semana pasada, Guterres advirtió sobre el riesgo de fugas radiactivas en este depósito de residuos de ensayos nucleares en el Pacífico durante un discurso ante estudiantes de Fiyi, Guterres dijo que la estructura -un cráter cubierto de una capa de hormigón- construida en la isla de Runit (por eso se le conoce como el domo de Runit) perteneciente al atolón de Enewetak, era un “ataúd” heredado de la Guerra Fría.
(Foto: okeanos-foundation.org / Steve Holloway)
“El Pacífico fue una víctima en el pasado, todos lo sabemos”, dijo Guterres en referencia a que entre 1946 y 1996, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido efectuaron centenares de pruebas nucleares en islas del océano Pacífico. En el Pacífico central, los estadounidenses efectuaron más de 100 ensayos, de los cuales 67 entre 1946 y 1958, en los atolones de Bikini y Enewetak, en las Islas Marshall, a medio camino entre Australia y el estado norteamericano de Hawái.
Entre ellos figura el de la bomba de hidrógeno “Bravo” en 1954, la bomba H más potente detonada por Estados Unidos, de una potencia 1.000 veces superior a la de Hiroshima. Guterres, cuya gira por el Pacífico está dedicada al cambio climático, dijo que los insulares de la región necesitaban ayuda para enfrentar las consecuencias de las pruebas nucleares.
Esas consecuencias fueron dramática en lo relativo a la salud y el envenenamiento del agua en algunos lugares. […] Estuve con la presidente de las Islas Marshall, que está muy preocupada por el riesgo de fugas de materia radiactiva que está en una especie de ataúd en la zona.
Se trata del cráter de la explosión de la bomba nuclear Cactus en la isla de Runit en mayo de 1958, en el cual se enterraron años más tarde los residuos contaminados de decenas de pruebas nucleares. En 1979, el cráter fue recubierto con una capa de hormigón de 45 centímetros de espesor, pero por razones de costos el fondo no fue aislado, lo que hace temer la lixiviación de materias radiactivas.
Esa estructura era en principio transitoria, pero lo provisional se hizo permanente y cuatro décadas después se detectaron fisuras en el cementerio nuclear. Además la estructura está amenazada por la subida del nivel del mar provocado por el calentamiento global.
Podría interesarte:
México y ONU firman acuerdo de derechos humanos para la Guardia Nacional