Salir del clóset nunca ha sido fácil y menos en medio de la selva del Amazonas, rodeada de comunidad indígenas y tradiciones donde sería casi inimaginable ver una bandera del arcoíris ondeando en lo alto de los pueblos, sin embargo, en Nazareth existe un refugio para indígenas de la diversidad sexual.
De acuerdo con AFP, Nazareth es un asentamiento remoto de poco más de mil residentes, cercano al municipio de Leticia, capital del departamento colombiano de Amazonas, en la frontera con Brasil y Perú, existe la aceptación para la comunidad LGBT.
La comunidad no siempre fue abierta a la diversidad, pero en la actualidad el panorama cambió. Junior Sangama, indígena tikuna, indicó a AFP que ocultó su sexualidad durante mucho tiempo, antes de enfrentarse a su familia, quienes lo rechazaron, situación que provocó que se apartara de la comunidad.
Saúl, de 33 años, y Nilson Silva, de 23 años, ambos indígenas gays, también contaron su rechazo y salida de la comunidad para prestar su servicio militar por más de un año en el municipio de Leticia.
Los tres volvieron tiempo después, cada uno por su propia cuenta, pero aceptaron su reingreso a la comunidad indígena bajo una condición, la discreción. En público se restringen los besos o lo que el pueblo llama “extravagancias”, y por ahora no caben la comunidad trans ni vivir en pareja bajo el mismo techo.
En Nazareth conviven 20 integrantes de la comunidad gay, que a cambio de vivir dentro de la comunidad indígena se autoimpusieron límites, o como dicen ellos “comportarse bien”.
En el pasado, la comunidad indígena castigaba con la fuerza a personas LGBT, pero en las últimas décadas poco a poco ha cambiado. los líderes de la comunidad dijeron que detuvieron los crueles castigos contra los homosexuales y ofrecieron una medida de refugio.
Actualmente, la comunidad LGBT asumió el papel de preservar el patrimonio local mediante una danza con incienso y el sonido hueco que emite el golpeteo de un caparazón de tortuga.
Alex Macedo, vocero del consejo indígena, dijo que antes los castigos contra homosexuales eran mediante las picaduras de hormigas, porque la cosmovisión del pueblo relata que con los pinchazos de las hormigas amarillas se regeneraba “en pensamiento y en fortaleza”, mientras que a otros les tocaba cultivar el terreno o hacer canoas para poner a prueba su masculinidad.
Macedo indicó que eso quedó en el pasado. Señaló que a principios del siglo XXI, hubo un movimiento “dentro de la comunidad para no tener ninguna forma de discriminación”.
Desde entonces, Nazaret se ha convertido en un lugar donde las personas LGBT de otras comunidades indígenas pueden construir una vida.
* Fotografía de portada: Unsplash.
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