Eres mujer y estás a punto de salir de casa. Antes de poner un pie en la calle, debes percatarte de que tu cabello este debidamente cubierto con un pañuelo y que también debes cubrir muy bien tus brazos y tus piernas porque, de no hacerlo, las consecuencias podrían ser graves. Tan graves como para que alguien decida encarcelarte, imponerte una multa o castigarte con latigazos.
La situación es así de extrema en Irán, en donde esta semana se llevan a cabo protestas tras la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años a la que la llamada “Policía de la moral”, detuvo por no llevar bien colocado su hiyab, su velo. La muerte de Mahsa, la cual se dio en custodia policial, ha conmocionado al mundo y no es para menos: los derechos de las mujeres siguen pasándose por alto en países en donde son vigiladas como si de criminales potenciales se tratara.
Mujeres queman sus hiyabs
El martes por la noche, miles de mujeres salieron de sus hogares para protestar por la muerte de Mahsa Amini y no lo hicieron sólo alzando la voz con consignas, sino arriesgando también su vida al quemar sus velos y cortar también su cabello, al tiempo que levantan el puño al aire en ciudades como Teherán y Mashad, lugares sumamente tradicionalistas y conservadores. “¡Mujeres, vida, libertad!” es parte de las consignas que gritan muchas de ellas, hartas de lo que tienen que vivir todos los días en Irán.
Estas manifestaciones, además, son conocidas como “protestas relámpago”, las cuales se hacen a una velocidad considerable para evitar confrontaciones con la policía y así evitar más muertes, pues hasta el momento, la ola de protestas acumula seis personas sin vida. Protestan, además, por el esclarecimiento de la muerte de Mahsa, quien fue golpeada por no llevar colocado de manera correcta el hiyab y quien además murió posteriormente en custodia policial. Aunque las autoridades indicaron que murió de un ataque al corazón al caer en coma tras su arresto, se informó también que ella no tenía afecciones cardíacas previas.
Seis muertos en total
Las protestas por la muerte de Mahsa Amin en Irán encadenaron su quinta jornada este miércoles sin síntomas de perder fuelle y suman ya seis muertos, mientras las autoridades apuntan al “enemigo extranjero”. Las protestas comenzaron tímidamente el viernes tras la muerte de Amini después de ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal puesto el velo y se han ido extendiendo, cada vez mayores, en más puntos del país y más violentas.
Los gestos desafiantes cada vez van más lejos, con manifestantes quemando velos e imágenes del fundador de la República Islámica, el ayatolá Ruholá Jomeiní. Tras varios días de choques, las autoridades elevaron hoy el número de muertos a seis y el de heridos a varias docenas. ”Desafortunadamente, dos personas murieron en los enfrentamientos de anoche”, dijo el fiscal de la provincia de Kermanshah (noroeste), Shahram Karamí, de acuerdo con la agencia Fars, cercana a la Guardia Revolucionaria. La fuente añadió que unas 25 personas resultaron heridas en esos choques, entre ellas manifestantes, policías y transeúntes, y acusó a “agentes contrarrevolucionarios” de las protestas en la ciudad de Kermanshah, capital provincial. Por su parte, el gobernador de la ciudad de Shiraz, Lotfolah Sheibaní, informó de que anoche murió “un asistente de la policía” y cuatro agentes resultaron heridos en las protestas de esta urbe meridional, de acuerdo con Fars.
Protestas en Turquía
Feministas iraníes y turcas protestaron ante el consulado de Irán en Estambul por la muerte de Mahsa Amini, una mujer que murió el viernes pasado en una comisaría en Teherán, donde estaba detenida por no llevar el velo islamista obligatorio en el país. Bajo gritos como “Libertad” y “No nos callaremos, no obedeceremos”, las activistas levantaban pancartas con mensajes como “El asesino de Amini es el régimen religioso fascista” o “No somos república islámica, somos Irán”. Otras alzaron en el puño un mechón de pelo, alusión a la protesta de mujeres iraníes que se han cortado la melena para denunciar la muerte de la joven. Un fuerte contingente policial rodeaba la calle del consulado en el centro de Estambul, pero permitía el acceso a unas decenas de manifestantes, la mayoría mujeres, y a la prensa.
Ref. EFE; Amnistía Internacional; Reporte índigo