Que modelen las altas y las chaparritas, las flacas, las gordas y las chiquititas. Hasta parece canción de Pedro Infante pero no lo es, más bien se trata de la manifestación que 20 modelos con todo tipo de cuerpos organizaron por las calles de Nueva York para reivindicar la diversidad y luchar contra los cánones históricos de la «belleza femenina».
Sin restarle seriedad por el mal chiste, el desfile organizado por la llamada ‘Guerrilla de lencería’ en Times Square, tuvo un solo propósito: demostrar que cualquier mujer puede mostrar su cuerpo al mundo en ropa interior, incluso aquellas cuyos cuerpos tienen celulitis, estrías, cicatrices, kilos de más o de menos.
La pasarela en Times Square tuvo una consigna: diversidad. (Fuente: Instagram)
La ‘Guerrilla de lencería’ está formada por 20 modelos de distintas etnias con tallas diversas, quienes van en contra de la ‘perfección’ fabricada y promovida por las incontables marcas de ropa interior (lencería) que se niegan a incluir en sus pasarelas y publicidades a mujeres que no cumplen con lo que culturalmente se identifican las medidas ideales.
A través del hashtag #TheRealCatWalk (la pasarela real), estas mujeres no sólo quieren lograr hacer visible su manifestación momentánea, ni la inclusión de modelos diversas en las portadas de las revistas, van por algo más ambicioso: que aquellas y aquellos que se sientan mal con sus cuerpos al ver un espectacular de lencería sepan que existen otros referentes, que las proporciones no determinan la belleza.
Pero esta pasarela no fue improvisada ni reaccionaria, su organizadora, la también modelo y activista del movimiento body positive, Khrystyana, lleva un par de años trabajando el tema del cuerpo de las mujeres en la industria de la moda y el empoderamiento femenino.
La pasarela no fue en contra de una marca, sino un apunte para que las mujeres se sientan bellas como son. (Fuente: Instagram)
Logros en el campo de la moda hay, pues ya se ha visto a modelos transgénero, con discapacidades, no caucásicas y de tallas grandes apareciendo durante la pasada Fashion Week de Nueva York, captando el 40 por ciento de las caminatas por las pasarelas. Pero no es suficiente, pues en proporción, la representación de la diversidad sigue quedando corta en la cobertura mediática y en las campañas publicitarias que nos bombardean a diario. ¿O cuántos de ustedes recuerdan haber visto una modelo fuera del canon en un espectacular o en la televisión?
Sí, Playboy lanzó el mes pasado en Estados Unidos su primera portada plus size con Molly Constable, pero los propósitos de la imagen de la mujer (así en singular) no cambian en términos de «cómo debe ser una mujer bonita».
Los temas ya están sobre la mesa: reivindicar la diferencia y exigir la inclusión. Más allá de deseos insondables, ojalá este intento revolucionario, que recuerda a la lucha de las mujeres en el arte en la década de los ochenta del siglo pasado (las Guerilla Girls) sea el inicio del cambio en nuestros propios paradigmas de la belleza.
#TheRealCatWalk fue como promovieron la consigna en redes sociales. (Fuente: Instagram)
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