A principios de marzo, una ola de seis metros golpeó las costas de Roi-Namur a mitad del Pacífico. El golpeteo dañó su red de infraestructuras y el agua del mar alteró la salinidad de los mantos acuíferos en la isla, comprometiendo su cualidad de potable para consumo. A partir de entonces las alarmas ambientalistas se encendieron y desde entonces los pronósticos apuntan a que el cambio climático multiplicará la frecuencia e intensidad de las olas sobre pequeñas islas y atolones del Pacífico e índico en 30 años.
La noticia de que muchas islas desaparecerían no es nueva, ya los deshielos que se monitorean desde hace más de 50 años asociaron el calentamiento global con consecuencias desastrozas para estos pedazos de tierra navegantes. Pero nada apuntaba con certeza a una crisis de agua, por lo menos no en el siglo que corre. Sin embargo, el hundimiento o subida del agua, hasta casi dos metros, cambian el panorama.
Toma aérea de las islas Kiribati. (Foto: t13.cl)
Más allá de las exclusivas vacaciones en las islas Maldivas, Kiribati y Tuvalu, consideradas paraísos terrenales de lujo, y que serán sumergidos por el agua salada, la mala noticia atañe a por lo menos mil cien islas repartidas en el mundo.
Según el estudio publicado en Science Advances, la conclusión es que antes de 50 años, las lluvias que generalmente limpian los acuíferos sacando el agua salada de la potable por mera densidad, no serán suficientes para hacer las grandes limpiezas que se necesitan.
Así, desde las islas Carolinas, las Cook, las Maldivas y Seychelles hasta las del archipiélago de Hawai, estarán comprometidas con el abastecimiento de agua potable, lo que las hará inhabitables.
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