A sus 34 años de edad, Leanne Molloy se dio cuenta de que algo no andaba bien en su vida diaria. Al momento de ingerir alimentos, la habitante de Castlewellan tenía que pararse y moverse para que la comida fluyera a través de su cuerpo. En un principio, considerando sus antecedentes, creyó que todo se trataba meramente de otra de sus etapas de ansiedad.
Los primeros síntomas
De acuerdo a información del Belfast Live, en noviembre pasado, durante la fiesta de cumpleaños de su hija, Leanne se dio cuenta de que, al comer unas papas, éstas se le atragantaban. Eso se convertiría en su nueva realidad. “A veces comía y me sentía bien, pero una noche estaba comiendo sopa con pan y me di cuenta de que algo no andaba bien. No podía lograr que la comida fluyera por mi cuerpo. A partir de ese momento, tuve que empezar a comer más lento y adaptarme a mi nueva realidad. No sabía lo que me esperaba”.
Por si esto no fuera suficiente, la mujer dijo que empezó a sentir que le “faltaba un latido a su corazón”. En ese momento, ella decidió hacerse un electrocardiograma, pero, ante la pandemia por COVID19, los resultados se retrasaron.
A partir de ese momento, Leanne empezó a sentir más dolor y a perder peso por su nueva rutina para comer. Semanas después, al conocer los resultados médicos, su vida cambió de forma drástica. “Cuando los doctores me dijeron que habían encontrado algo, me sentí aliviada. La emoción duró muy poco Cuando me confirmaron que era cáncer de esófago, no lo podía creer”.
El tratamiento que le salvó la vida
Tras conocer que tenía cáncer, la vida de Leanne cambió. “Tuve que iniciar con la quimioterapia para reducir el tamaño del tumor y de inmediato pensé que no iba a ser posible considerando la pandemia. Afortunadamente, pude completar cuatro ciclos, tuve mi operación y después fueron otros cuatro ciclos”.
Con el paso de las semanas, las cosas fueron mejorando. El apoyo de su esposo y de su familia fue clave para superar algo totalmente inesperado. “Pienso que cuando inicias un tratamiento contra el cáncer, tienes que ir más allá de tus límites. Yo sabía que el segundo ciclo de quimioterapia iba a ser muy duro, porque el primero casi me mata. Casi me rindo. Cuando los médicos me dijeron que por un milímetro el tumor no se había pegado a la pared de la cavidad, yo sabía que esto era un milagro. Si hubiera estado ahí, no me hubiera podido operar”.
Después de confundir la ansiedad con el cáncer, Leanne Molloy se recupera satisfactoriamente después de superar el proceso más complicado e inesperado de su vida.
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Foto de portada: TN.
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