El ingenio humano cuando se trata de ayudar no tiene límites, y hay personas dispuestas a usar todo lo que esté a su alcance para mejorar la vida de los animales, incluso con recursos y materiales que jamás hubiéramos imaginado.
Así la historia de esta tortuguita que vive en Baltimore, Maryland (Estados Unidos) que ha podido llevar una vida normal gracias a una silla de rueda hecha de LEGO, demostrando que se puede construir la felicidad con unas simples piezas.
La silla de ruedas sirve para que la tortuga no roce su vientre contra el suelo. (Foto: Quo)
¿Cuál es su historia?
Fue en julio cuando un empleado del Zoológico de Maryland encontró una tortuga de la especie terrapene carolina con heridas graves: varias fracturas en su plastrón –la parte en el vientre del caparazón de las tortugas–.
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El empleado decidió llevarla al hospital del Zoo donde le realizaron una exitosa operación para juntar los pedazos de su caparazón, para la que los veterinarios utilizaron placas de metal, ganchos de costura y alambre quirúrgico. Pero a pesar de que el procedimiento salió bien, aún había una dificultad
Cuidado con tu pancita, pequeña tortuga
De acuerdo con lo que afirmó la Dra. Ellen Bronson, directora de salud animal, conservación e investigación del Zoo:
Debido a la ubicación de las fracturas, nos enfrentamos a un desafío difícil: teníamos que asegurar la movilidad de la tortuga y a la vez permitir que sanara adecuadamente.
Los expertos dijeron que la tortuga se adaptó fácilmente al aparato. (Foto: Quo)
El equipo médico estaba preocupado porque debía asegurarse de que el caparazón de la tortuga no tocara el suelo para que curara rápida y correctamente, así que Garrett Fraess, un estudiante de medicina que trabaja en el zoológico, tuvo una idea:
No hacen sillas de ruedas en un tamaño para tortugas. Por lo tanto, hicimos unos dibujos de una silla de ruedas especial y se los mandé a un amigo que es un entusiasta de LEGO.
La tortuga transformer
Unas semanas después la tortuga recibió su silla de ruedas LEGO especialmente construida para ella: está compuesta de un pequeño marco que recorre su caparazón y al final del marco hay cuatro ruedas las cuales alzan a la tortuga para que la tortuga puede mover sus piernas delanteras sin que su vientre toque el piso.
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Según Fraess, la tortuga está encantada con su silla y se adaptó fácilmente: puede llevar su vida con mucha soltura y hasta puede esconderse en su caparazón cuando siente miedo.
La Dra. Bronson afirmó que debido a su metabolismo, las tortugas tardan más en sanar que otros mamíferos y pájaros, por lo que la pequeña tendrá que llevar la silla desde invierno hasta primavera, hasta que todos los fragmentos de su caparazón se sellen.
La tortuga que tiene aproximadamente 18 años volverá al medio silvestre cuando se encuentre como nueva, mientras tanto todavía puede disfrutar un rato más la obra de ingeniería moderna creada sólo para ella.
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