El cambio climático y el hostigamiento geológico que hacemos al planeta podrían ocasionar erupciones volcánicas cada vez más devastadoras y potentes. Eso también supondría escasez en las cosechas, aceleración en el derretimiento de los polos, una mayor cantidad de sismos y daño en la atmósfera por masivas fumarolas volcánicas.
Según un informe publicado por Nature Communications, una serie de simulaciones hechas por científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos (NCAR por sus siglas en inglés), quienes crearon un modelo sistemático y geológico del planeta Tierra, determinaron que para 2085 la actividad volcánica del planeta será devastadora para la vida ya que interrumpiría el permanente ciclo natural del agua.
«Dentro de las simulaciones descubrimos que los océanos juegan un papel determinante a la hora de moderar la temperatura del núcleo de la Tierra, epicentro donde se produce el magma y que está conectado a todos los volcanes del mundo», dijo a Phys Media John Fasullo, director de la investigación.
Esa es una de las razones por la que la temperatura del mar en ciertas zonas del planeta es más cálida, ya que absorbe el calor producido por la energía volcánica como consecuencia de la actividad geológica y el calentamiento natural de la Tierra, que es diferente al calentamiento global emanado del efecto invernadero, explica Fasullo.
«La respuesta climatológica a la erupción de 1815 en el monte Tambora en Indonesia (una de las más poderosas jamás registradas), nos puede dar una perspectiva de lo que pudiera suceder para el año 2085, pero reflejado en mayor cantidad de volcanes», dijo el coautor del reporte, el geólogo Otto-Bliesner.
Bliesner ejemplificó el suceso de 1815, cuando la explosión inicial expulsó una gran cantidad de dióxido de azufre a la atmósfera, convirtiéndose en partículas de sulfato que forman una “barrera” que refleja la luz entre la Tierra y el sol, alterando la naturalidad del clima terráqueo.
Si no se toman medidas para cuidar el clima de la Tierra a costa de la actividad humana, este proceso podría acelerarse drásticamente. La contaminación, el efecto invernadero y la contaminación radioactiva generada por la actividad nuclear humana pueden generar un estrés geológico que sería devastador para el futuro de la vida en el planeta.
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