Desde chamaco debo reconocer he sido todo un pirómano declarado. El fuego y todas sus manifestaciones siempre me han fascinado. No es de sorprenderse que siempre iba de chico con mi papá a comprar ‘cuetes’ en cuanto estuvieran a la venta.
Me volvía loco ver todo lo que se podía hacer con los cuetes, no sólo tronarlos, sino medir su poder destructivo colocando cualquier tipo de objeto como latas viejas del tabaco de mi abuelo sobre palomas prendidas. En ocasiones los abría, disecaba y usaba sus mechas y su pólvora para crear todo tipo de ‘infiernillos’ como los llamábamos.
Cohetes, cuetes o infernillos… (Foto: Crónica Veracruz)
Siempre tuve la suerte de contar con un papá igual de pirómano que yo (lo cual era muy divertido) pero que me mantenía relativamente libre de peligro y al conciente de lo peligroso que podía ser nuestro hobbie.
La energía almacenada en los ‘cuetes’ y la pirotecnia puede divertirnos o puede acabar matando a alguien, es por esto que hay que entenderla y tenerle respeto.
Los mexicanos somos fanáticos de los cuetes y de la pirotecnia, sobre todo para celebrar eventos religiosos y demás fiestas.
En el poblado de Fuentezuelas, en el municipio de Tequisquiapan en el estado de Querétaro, estallaron de manera simultánea una cantidad importante de pirotecnia o ‘polvirín’ como se le conoce, resultando en 8 muertos y 55 heridos.
Accidente en Fuentezuelas, Qro. (Foto: Diario de Querétaro)
Relatan testigos que el día 11 de diciembre, en preparación para los festejos de la Virgen de Guadalupe, la comunidad de Fuentezuelas acudió a la iglesia para que su palomas, bengalas y chifladores recibiera la bendición como es costumbre. Aparentemente no sólo la gran concentración de personas y pólvora es común en estas fechas sino también el lanzar cuetes dentro de la misma congregación para comenzar las festividades.
Al parecer una de las bengalas que se lanzó no despegó al cielo al ser lanzado y cayó todavía encendido lo cual prendió la mecha de otros cuetes iniciando una reacción en cadena la cual liberó una cantidad de energía suficiente para no sólo matar a varias personas sino para herir y mutilar de gravedad a muchas más.
Por motivo de este lamentable evento y en señal de duelo la pirotecnia está ahora prohibida en el municipio de Tequisquiapan y toda festividad quedó suspendida. Como sucede seguido en México, una vez muerto el niño se procede a tapar el pozo. A pesar de la cantidad de pirotecnia que detonó en Fuentezuelas, se encontró después del suceso, 12 mil cuetes adicionales sin explotar.
Los mexicanos estamos muy acostumbrados a lanzar cuetes desde muy chamacos, pero ¿qué tanta energía tienen estos juguetitos?
La pólvora se compone de nitrato de potasio, carbono y azufre. (Foto: El Big Data)
El ingrediente esencial de cualquier tipo de pirotecnia común es la pólvora, compuesta de 75% nitrato de potasio, 15% carbono y 10% azufre, la cual junto con ciertos metales y sales específicas, dan el color buscado al momento de detonar.
Al quemarse estos componentes se emite energía en la forma de luz, sonido y calor. La luz se debe principalmente a los metales o sales de la mezcla los cuales alcanzan un estado energético excitado y regresar a su estado original emiten luz en colores particulares.
El sonido se produce por la onda expansiva que genera la detonación, al vaporizarse los componentes sólidos de la pólvora de manera violenta y expandirse ocupando un volumen muy superior en una fracción de segundo, el aire de alrededor es desplazado fuertemente lo cual experimentamos con un fuerte tronido o en caso de que estemos muy cerca, un golpe puede ser muy peligroso causando problemas en los oídos desde un trauma acústico hasta problemas crónicos de audición.
La pirotecnia es molesta para la audición. (Foto: Uno entre Ríos)
El calor emitido se debe a las reacciones químicas de combustión que al convertir la pólvora en otras sustancias con una chispa, liberan una fuerte cantidad de calor (reacciones exotérmicas).
En Estados Unidos la pirotecnia es permitida en 41 de los 50 estados del país, sin embargo está limitada a no exceder los 50 miligramos de pólvora por artículo, cantidad que incluso puede causar daño si no se tiene cuidado. En México contamos con una Ley Federal de Pirotecnia, sin embargo esta no determina la cantidad máxima permitida de pólvora o explosivo por artefacto explosivo.
Aunque la pólvora presenta una décima parte de la energía que tienen el diésel y la gasolina, su peligrosidad radica en que puede liberar toda la energía química que contiene prácticamente de inmediato dado que no requiere como otros combustibles de una fuente de oxígeno externa como el aire. Al degradarse el nitrato de potasio, este libera en fracciones de segundo todo el oxígeno que el carbono y el azufre necesitarán para reaccionar por completo.
Cuando toda esta energía se libera (entre 4.7 y 11.3 megajoules (MJ) por kilogramo de pólvora), se alcanzan temperaturas de hasta 1000 °C, que junto con la onda expansiva antes descrita ha causado que personas pierdan sus extremidades como brazos y piernas enteras en un instante.
Si juegas con luces de bengala será mejor que lo hagas en el exterior. (Foto: Pixabay)
El amor que tenemos los mexicanos por los cuetes, bengalas, petardos, palomas, busca-pies es legendario, lo cual ha incentivado a poblaciones enteras a dedicarse a la producción de la pirotecnia, muchas veces sin las medidas de seguridad necesarias como es el caso de Tultepec, Estado de México. En junio y noviembre de 2018, 24 personas murieron y 62 resultaron heridas debido a detonaciones importante de pirotecnia, cuetes y pólvora. Aun así, Tultepec ya está acostumbrado a estas tragedias, explosiones el 18 de mayo de 2018 y el 21 de diciembre de 2016 son parte de la cronología trágica de la comunidad. En un estado tan corrupto como el Estado de México no es de sorprenderse que estos eventos se repitan una y otra vez.
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El gobierno podría fácilmente prohibir la producción casera de cuetes e insistir en expedir permisos sólo a aquellos que tengan las instalaciones mínimas para contener y mitigar detonaciones prematuras revisando, actualizando y haciendo valer la Ley Federeal que compete a la pirotecnia. Por supuesto que esto a corto plazo no le conviene ni a las autoridades ni a los pobladores.
De poner en práctica regulación de alta seguridad pensando en acabar con las muertes innecesarias de los trabajadores del gremio las autoridades no podrían extraer mordidas o moches y los empresarios y familias que dominan la producción de pirotecnia se verían obligados a invertir en infraestructura, capacitación y educación para cuidar la seguridad de sus trabajadores y hacerlos conscientes del potencial destructivo de la pirotecnia; inversión que no generará mayores ingresos.
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Al igual que en la industria del petróleo, la seguridad en la producción de cuetes y otras industrias peligrosas y dañinas tanto al medio ambiente como a la salud y bienestar de las personas no es prioridad, dado que no existe un incentivo económico inmediato para incrementar la seguridad de los trabajadores o reducir la cantidad de contaminantes emitidos, simplemente no se hacen hasta que el gobierno los obligue a hacerlo.
Hasta que nosotros la gente, no presionemos al gobierno para que no regule de manera firme la producción y venta de cuetes y explosivos, tal vez a través de una secretaria como la SENER, seguiremos viendo como se repite la historia de corrupción, improvisación y muerte.
Después de muchas años caigo en cuenta que sigo siendo todo un pirómano, trabajando en la manufactura de combustibles fósiles y ahora dedicado a la producción de energía renovable. Seguiré dedicándome al negocio del fuego y las explosiones, pues siempre ha sido mi pasión, pero con el respeto y la conciencia de que la química es moralmente neutra, pues puede ayudar a accionar un pistón o puede liberar energía sin control haciendo terrible daño.
*Las columnas de opinión de CC News reflejan sólo el punto de vista del autor.
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