Aunque el gobierno de Estados Unidos nunca lo reconocerá abiertamente, la victoria de los talibanes es un golpe rotundo en su historia de política exterior. El país que durante dos décadas se convirtió en el “vigilante” de una nación en transición, de pronto, sin razón aparente, decidió irse de Afganistán justo cuando se cumplen 20 años del ataque al World Trade Center en Nueva York. Por ello, el presidente del país más poderoso del mundo, Joe Biden, se encuentra en el ojo del huracán, tras una derrota que muchos comparan con lo ocurrido en los años 70s durante la Guerra de Vietnam.
La sombra de Saigón
Los fantasmas de la caída de Saigón en 1975, que representó el fin de la Guerra de Vietnam, han vuelto a Estados Unidos por su inexplicable retiro de tropas en Afganistán y, sobre todo, por su gran error para calcular el verdadero poderío de los talibanes, quienes, tras ver que EUA se iba, tomaron el control del país en apenas dos semanas. El insuficiente entrenamiento de las fuerzas afganas, así como el el exceso de optimismo del Pentágono sobre la supuesta ventaja numérica de los soldados de Afganistán respecto a los talibanes, han creado un escenario ideal para la vuelta de los radicales al poder.
Una salida incomprensible
Diversos expertos en política exterior, no entienden cómo es posible que Estados Unidos no anticipara la anarquía que se vive estos días en Afganistán, dadas las circunstancias. Así lo cuenta la directora del Monitor de Asistencia de Seguridad (SAM, en inglés) del Centro de Políticas Internacionales (CIP, en inglés), Lauren Woods. “No es de extrañar que las fuerzas armadas afganas no fueran capaces y no estuvieran preparadas para mantener la seguridad, dada la dependencia de las fuerzas de seguridad afganas del ejército estadounidense. Las instituciones de defensa en Estados Unidos han estado llamando la atención sobre esta falta de preparación durante años.
Uno de los principales motivos de lo sucedido es que las capacidades de las fuerzas afganas fueron sobrestimadas “seriamente” por Estados Unidos, de acuerdo al último informe del Inspector General Especial estadounidense para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, en inglés) presentado al Congreso.
La falta de preparación
En ese documento, el SIGAR aseguró que los sistemas avanzados de armas, vehículos y logística utilizados por los militares occidentales “estaban más allá de las capacidades de la fuerza afgana, en gran parte analfabeta y sin educación”. También ha jugado un papel importante la idea errónea de que las fuerzas afganas, supuestamente con 300 mil efectivos, tenían una gran ventaja numérica sobre los talibanes, que se estima en unos 70 mil. Estos números fueron “muy inflados” por el Pentágono, indica el Centro de Lucha contra el Terrorismo de la Academia Militar de Estados Unidos en West Point, en Nueva York. Según sus estimaciones, estos 300 mil efectivos estaban formados por 185 mil soldados o fuerzas especiales, y 115 mil policías y otro personal de seguridad sin una adecuada preparación.
Otro problema ha sido la falta de salarios dignos para los miembros de las fuerzas afganas, que no han cobrado desde que Estados Unidos anunció su repliegue, apuntan varias denuncias en redes sociales. Lejos de reconocer parte de la responsabilidad de la actual situación en Kabul, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió este lunes su decisión de retirar las tropas estadounidenses de Afganistán y culpó al Gobierno y al Ejército afgano del caos que se ha desatado tras el rápido avance de los talibanes.
Foto: EFE
Quien tampoco asumió cargo de conciencia fue el expresidente Donald Trump (2017-2021), que ha pedido la dimisión de Biden y ha catalogado la situación actual como “uno de los peores desastres de política exterior de Estados Unidos”. Lo que no ha recordado Trump en estas fechas es que fue él quien alcanzó un acuerdo con los talibanes durante su Presidencia. Con ese pacto, Estados Unidos se comprometió a sacar todas sus tropas de Afganistán, mientras que los insurgentes garantizaban que el territorio afgano no acogería a terroristas extranjeros ni serviría de base para cometer atentados contra otros Estados. Tras llegar a la Casa Blanca en enero de este año, Biden recogió el testigo y decidió continuar con el repliegue en Afganistán.
Un desastre de 20 años
Pese a la evidente responsabilidad de ambos mandatarios, el profesor de Antropología de la Universidad de Williams en Massachusetts, David Edwards, considera que las dramáticas escenas de Kabul, con cientos de personas tratando de escapar de Afganistán tras la retirada de las tropas estadounidenses, “deben considerarse en un contexto de 20 años de errores de cálculo que se remontan a 2001”. “No hay duda de que lo que está sucediendo en Afganistán representa un fracaso de proporciones monumentales y que ha erosionado significativamente la posición de EUA en el mundo”.
La semejanza de las caóticas imágenes en Kabul y Saigón ha vuelto a traer la ciudad vietnamita más poblada a los titulares de Estados Unidos varias décadas después. Algunos senadores, como el líder de los republicanos en la Cámara Alta, Mitch McConnell, y el conservador Ben Sasse, que representa el estado de Nebraska, han repetido este mensaje en las últimas fechas, que ha calado hondo en aquel país. Más allá de las escenas en el aeropuerto, lo ocurrido en Kabul y Saigón también es parecido “desde un punto de vista de interés nacional estadounidense. Desde una perspectiva de interés nacional, ambos fueron casos en los que EUA se retiró de guerras que nunca debieron haber librado (Vietnam) o debieron haber terminado después de uno o dos años (Afganistán)”, dijo Justin Logan, del Centro de Estudios de Defensa y Política Exterior del Instituto Cato, uno de los centros de pensamiento más importantes de EUA.
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Foto de portada: EFE
Con información de EFE
