La pandemia del Covid-19 ha dejado a los padres y a las familias sin trabajo, agudizando la pobreza y provocando una crisis alimentaria en países como Siria y Afganistán. La situación es tan desesperada que, a cambio de un dote, algunas familias ofrecen a sus hijos en matrimonio, aunque esta tendencia no es nueva, en los últimos años ha empeorado para casi seis millones de menores de edad, cuyos padres los condenan a casarse porque no ven otra opción para sobrevivir.
Sin embargo, está situación es aún más alarmante para las niñas, quienes son especialmente vulnerables al matrimonio infantil y a otras formas de violencia de género. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, el 28 por ciento de las mujeres afganas entre 15 y 49 años se casaron antes de la mayoría de edad.
En un informe realizado por Save The Children en 2016 señala que con el anterior Gobierno, la edad mínima legal permitida para el matrimonio eran los 16 años, pero ya se tenía registro de que a las niñas se les obligaba casarse a edades tempranas como los 10 años.
Incluso antes del regreso de los talibanes al poder, la Unicef ya había registrado al menos 183 matrimonios infantiles y 10 casos de venta de niñas y niños durante 2018 y 2019, así lo dio a conocer en noviembre de 2021 Henrietta Fore, directora ejecutiva de la organización.
Familias ofrecen a recién nacidos
La situación económica en Afganistán es extremadamente grave que está llevando a más familias en condiciones de pobreza extrema a tomar decisiones desesperadas, como ofrecer a sus hijas incluso mucho antes de nacer.
Henrietta Fore, ha manifestado su preocupación ante las informaciones que corroboran este dato e indicó que ha recibido “noticias creíbles de familias que ofrecen a sus hijas de tan sólo 20 días para un futuro matrimonio a cambio de una dote”.
Arreglar matrimonios con niñas menores es una práctica común en varias regiones del país asiático. La familia del novio paga el dinero para cerrar el trato, y la pequeña generalmente permanece con sus padres hasta los quince años.
Vender a una niña por comida
Afsana solo tiene ocho años y se muestra triste y cabizbaja al saber que en 20 días se casará con un desconocido. Su padre, Yasee fue quien hizo los arreglos y eligió al mejor postor, quién se llevará la mano de su hija por 2.300 euros.
En entrevista para El País, el padre de Afsana dijo que no quería hacer esto, pero tras la llegada de los talibanes perdió su trabajo como barrendero y que ante la falta de empleo no tuvo otra opción.
“Se presentaron varios pretendientes e intenté escoger al más joven. Tiene unos 25 años, parece de buena familia y dice que permitirá a la niña ir a la escuela. Estamos todos tristes; Afasana llora por las noches. Todo irá bien, inshallah (si Dios quiere)”, apuntó.
Como el caso de Afsana, las truculentas historias se repiten para miles de niñas y niños que tienen que trabajar y casarse a una edad temprana.
Los factores del matrimonio infantil
La directora ejecutiva de la agencia de la ONU explicó que la situación económica, las desigualdades de género profundamente arraigadas y las normas culturales son solo algunas de las circunstancias que incrementan el riesgo de matrimonio infantil.
Sin embargo, ante esto dijo que lo que resulta sumamente alarmante es que no se preste atención al desgarrador incremento, ya que algunos lo simplifican para considerarlo simplemente una norma social y como resultado, la vida de millones de niñas se ve afectada. Mientras que los organismos nacionales e internacionales hacen oídos sordos a su responsabilidad de luchar contra esta práctica.
Destacó que otro factor importante que incrementa el riesgo de matrimonio infantil es la falta de educación ya que a la mayoría de niñas y adolescentes todavía no se les ha permitido regresar a las aulas.
Fore indicó que a menor sea la probabilidad de que permanezcan en las escuelas, mayor es el riesgo de que sufran violencia doméstica, discriminación, problemas de salud mental y mayor vulnerabilidad a las complicaciones durante el embarazo y el parto.
La solución para erradicar el matrimonio infantil
Ante estos peligros, la Unicef ha iniciado un programa de asistencia en efectivo para ayudar a compensar el riesgo de hambre, trabajo y matrimonio infantil entre las familias más vulnerables.
Del mismo modo, también trabajarán con los líderes religiosos para asegurarse de que no estén involucrados en el Nekah (contrato matrimonial) para las niñas.
Sin embargo, Fore advirtió que estas medidas no son suficientes, por lo que también hizo un llamado a las autoridades talibanes para que tomen medidas concretas para apoyar y salvaguardar la vida de las niñas y niños más indefensos.
“Pedimos a las autoridades centrales, provinciales y locales que tomen medidas concretas para apoyar y proteger a las familias y a las niñas más vulnerables. Instamos a las autoridades de facto a priorizar la reapertura de las escuelas para todas las niñas de secundaria y a permitir que las profesoras vuelvan a sus puestos de trabajo sin más retrasos. Está en juego el futuro de toda una generación”, advirtió.
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