Verónica apenas tiene 18 años. Es estudiante de enfermería, hija de un matrimonio indígena tzetzal, una comunidad rural asentada en Palenque, Chiapas, lugar en donde la vida de esta chica de una familia integrada por 10 hermanos, siete mujeres y tres hombres, cambió por completo.
La joven denunció que fue víctima de una violación tumultuaria por parte de tres hombres, pero que las autoridades judiciales la revictimizaron al exigir justicia por este caso.
Verónica es estudiante de enfermería
De acuerdo a la revista Proceso, Verónica es una joven hija de un matrimonio indígena tzetzal y aunque viven en extrema pobreza, hicieron lo posible para que la joven estudiara enfermería, para poder así ser ejemplo para sus hermanas y hermanos menores.
El pasado 30 de septiembre, la joven tomó el transporte público rumbo al Instituto Nacional Electoral, para tramitar su credencial de elector. Mientras realizaban el trámite, Verónica salió a la tienda por una botella de agua, momento en el que fue interceptada por un auto Tsuru con tres hombres a bordo.
La subieron a la fuerza y, de acuerdo a su denuncia, se la llevaron con rumbo desconocido. Verónica recuerda que salieron de Palenque porque habían tomado un camino de terracería, siempre con un arma de fuego apuntándole en la espalda.
El momento de la revictimización
“Llegamos a un lugar desolado y estos tres sujetos me violaron no sé cuántas veces porque mis sentidos no permitían definirlo, que tanta era la saña de estos sujetos que me cortaron mi cabello”, declaró en palabras recogidas por la revista Proceso.
“Yo sentí morir, pero se dirigieron al libramiento de Palenque, ahí me arrojaron del carro, yo pensé que me matarían, pero afortunadamente no fue así, pero una persona pasó y eso a mi parecer hizo que me dejaran ahí”, indicó. Verónica dijo que al hacer la denuncia, quien la atendió fue un médico legista hombre y no mujer como esperaba, que se le complicó declarar realmente todo lo que había vivido porque estaba en shock y porque su español no era claro y no tenía traductor.
Tampoco tuvo asistencia psicológica especializada y tuvo que interactuar con varones con los que nunca tuvo confianza para contarles realmente lo que había pasado. La denuncia tuvo que pasar a través de la Coalición de Organizaciones Democráticas, Urbanas y Campesinas, A.C.
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