Mexico

OPINIÓN: Sartre y Bertrand Russell contra la matanza de Tlatelolco

Enrique G de la G presenta por primera vez en español la carta que escribieron Jean-Paul Sartre y Bertrand Russell para boicotear los Juegos Olímpicos del 68.

CC News

Los dos grandes subversivos

En los convulsos años sesenta, dos de las voces críticas más importantes del poder imperialista eran Bertrand Russell y Jean-Paul Sartre. Los dos eran filósofos y escritores célebres: Russell había recibido el Premio Nobel de Literatura en 1950, Sartre lo había rechazado en 1964.

Bertrand Russell era tan inconformista con el poder que había estado encarcelado en dos ocasiones en la prisión de Brixton, de joven por protestar contra la Primera Guerra Mundial, y a los 89 años por protestar contra el armamento nuclear. Para 1968 llevaba ya años criticando la Guerra de Vietnam y la injusticia política y social.

En 1967 había tomado incluso la iniciativa de fundar el Tribunal Russell para investigar la (in)moralidad de la Guerra de Vietnam y dar a conocer los resultados desde un punto de vista ajeno a la opinión oficial del gobierno norteamericano y sus aliados. Invitó a personajes destacados para formar parte del tribunal, como Jean-Paul Sartre, Julio Cortázar y Lázaro Cárdenas.

La invitación extendida a Cárdenas muestra que Russell tenía un ojo puesto en México. Más elocuente aún es la carta que le envió en 1966 al presidente Gustavo Díaz Ordaz para exigirle la liberación inmediata de un grupo de jóvenes trotskistas que habían sido encarcelados:

Septiembre 3, 1966.

Estimado Presidente Díaz Ordaz:

Estoy horrorizado por el reciente arresto y tortura de Adolfo Gilly y de otros trotskistas mexicanos. Lo entiendo como una terrible violación de las libertades civiles y como un ejemplo de persecución política.

Solicito la liberación de estos señores y enfatizo que hay muchas personas de diversas opiniones que van a levantar sus voces en una campaña respecto de estos acontecimientos recientes en México, que preocupan a todo ser humano decente. Espero tener noticias suyas sobre este asunto.

Suyo, atentamente,

Bertrand Russell

Los estudiantes buscan a Bertrand Russell

Quizá con ese antecedente, el Comité Nacional de Huelga envió una carta a Bertrand Russell, fechada el 3 de octubre de 1968, para pedirle que se involucrara, como mejor le pareciera, en la matazón que había ocurrido el día anterior en la Plaza de las Tres Culturas.

La carta, que se conserva en el archivo de Bertrand Russell y que está foliada con el número 179959, dice así:

Ciudad de México

Octubre 3, 1968

Honorable Bertrand Russell

Estimado señor:

Le enviamos esta carta a nombre del Comité Nacional de Huelga de México. El Comité está compuesto por más de cien estudiantes elegidos democráticamente como representantes de las muchas universidades y escuelas técnicas y preparatorias que se encuentran en huelga desde finales de agosto del año en curso. La membresía al Comité es rotatoria, se renueva constantemente y sigue en funciones, a pesar de que muchos de los representantes de los estudiantes elegidos se encuentran presos.

Sabemos que usted es una persona que lucha sin cesar por la justicia, la dignidad humana y la democracia, las cuales están siendo pisoteadas por el represivo gobierno mexicano. La atrocidad más reciente alcanzó nuevos niveles de barbarie: el 2 de octubre, el gobierno lanzó un ataque sistemático y salvaje contra 20,000 personas que protestaban pacíficamente en la Plaza de las Tres Culturas de México. Empleando tropas de ataque y a la policía, y con el apoyo de tanques y helicópteros, se mató a más de cincuenta personas y se hirió a por lo menos mil personas más, incluyendo estudiantes, mujeres y niños. Se adjunta un resumen de diez serias violaciones a los derechos humanos perpetradas por el gobierno. El acontecimiento más reciente es simplemente otro ejemplo.

Nuestra protesta contra la represión policiaca no pretendía interferir con los Juegos Olímpicos; por el contrario, la escalada continua de una represión abierta y brutal perpetúa nuestra resistencia tenaz y cada vez mayor. En nuestra lucha hemos encontrado un apoyo profundo y creciente de la población. Contamos con el apoyo de la mayoría de nuestros profesores y padres, a pesar de los enormes esfuerzos del gobierno y de la prensa por mantener a la población desinformada o mal informada. Seguiremos luchando hasta obtener justicia.

Estamos convencidos de que todos los alardes, en México, sobre el progreso y la calidad del gobierno ante los visitantes extranjeros que llegan con ocasión de los Juegos Olímpicos solo evidenciarán una hipocresía que ya es obvia.

El Comité Nacional de Huelga le solicita tomar las medidas que considere para exponer las acciones del gobierno mexicano y para protestar en su contra, y para dar a conocer la naturaleza justa de la lucha de los estudiantes mexicanos.

Convencidos de sus acciones positivas, le enviamos un cordial saludo.

Comité Nacional de Huelga.

Sartre y Bertrand Russell contra la represión del gobierno mexicano

Bertrand Russell respondió de manera expedita contra la matanza de Tlatelolco con un texto que firmó con Sartre al alimón. No se menciona la carta del Comité Nacional de Huelga, sino tan solo un artículo noticioso del periódico Le Monde. Los dos filósofos invitaban al mundo entero a boicotear los Juegos Olímpicos por lo ocurrido en Tlatelolco y, además, calificaban de cómplice al Comité Olímpico Internacional en caso de que se celebraran los juegos.

La carta – foliada con el número 179965 y sita en el archivo de Bertrand Russell– está fechada el 6 de octubre. La traduzco a continuación, porque no tengo noticia de que se conozca en su totalidad en español:

El periódico Le Monde del 5 de octubre presentó un reportaje a cuatro columnas donde se afirma: “Las fuerzas armadas abrieron fuego deliberadamente contra los manifestantes en México”. La primera frase de este reportaje dice: “Es una masacre. No existe otra palabra para describir lo que ocurrió durante la reunión organizada por el comité de huelga estudiantil”. El informe de Le Monde continúa: “El orador reiteró su consejo de permanecer en calma, pero se le atacó brutalmente y fue estrangulado por alguien que se encontraba cerca de él, mientras que otros que se encontraban sobre la tribuna fueron capturados, al intentar escapar, por hombres que salieron de los departamentos. En contra de la versión dada por la mayoría de los periódicos mexicanos, no hubo disparo de fusil ni provocación alguna. Por el contrario, podían verse entre la multitud hombres con un guante blanco en la mano izquierda, quienes dieron la señal a los militares de abrir fuego desde todas las direcciones. Comenzó el horror. Había más de 5,000 soldados con 300 tanques, y mataron indiscriminadamente… Hay ira, sorpresa, agonía y horror entremezclados. Desde 1914 no había sucedido una matanza similar en la capital mexicana. Las fotografías de los heridos exigen una explicación para esta masacre de inocentes”.

Esta descripción, hecha por un reportero indudablemente imparcial de Le Monde, sugiere la desmesura de esta masacre a sangre fría de estudiantes y ciudadanos mexicanos ordinarios, incluyendo mujeres y niños, que se habían congregado en una reunión pacífica para escuchar los discursos en torno a las razones de la huelga estudiantil. El gobierno mexicano se ha comportado con una barbarie tan solo comparable a las masacres llevadas a cabo en Europa por las tropas invasoras nazis o por los aviones estadunidenses que bombardean Vietnam con napalm. Alrededor del mundo, la gente se ha exaltado con furia llena de pasión y alarma. Expresamos nuestra más profunda solidaridad con los heroicos estudiantes mexicanos. Pedimos a la gente, a las organizaciones y a las naciones que boicoteen los Juegos Olímpicos. Pedimos a todos los que preparan manifestaciones en cualquier lugar del mundo, sobre el asunto que sea, que dirijan sus protestas también a la embajada mexicana. Esperamos que la manifestación del 27 de octubre en Londres sea una protesta no solo contra las masacres en Vietnam, sino también en solidaridad total con los estudiantes mexicanos, y que apoye sus demandas legítimas.

Casi inmediatamente después de que ocurrió esta emboscada y masacre, el gobierno mexicano se reunió con el Comité Olímpico, y expresó: “La intervención de las fuerzas del orden han garantizado la calma y no hay problema para evitar que se celebren los Juegos Olímpicos”. Ese mismo día, el Departamento de Estado de los Estados Unidos declaró: “Los disturbios en la Ciudad de México afectaron solamente a una pequeña parte de la población y ya se ha restaurado el orden”. Existe una clara complicidad entre los Estados Unidos y el gobierno mexicano para enfrentar una resistencia pacífica popular con una masacre. Si el Comité Olímpico está de acuerdo en celebrar los Juegos en México, es culpable de este crimen por complicidad.

Si los Juegos Olímpicos se celebran en México, tendrán lugar gracias a la invitación de un gobierno cruel que está fuera de los límites de la sociedad civilizada. Esperamos que los obreros y campesinos mexicanos se levanten en defensa de sus conciudadanos mexicanos asesinados a sangre fría. Nada podrá impedir otras atrocidades similares excepto el derrocamiento de este régimen. Los estudiantes mexicanos tienen el apoyo de la gente decente en cada país del mundo.

Bertrand Russell

Jean-Paul Sartre

6 de octubre de 1968

Demasiado tarde

Por desgracia, la carta no se publicó sino hasta el primero de noviembre, cuando las Olimpiadas llevaban ya tres semanas en curso. La carta, escrita en inglés, salió en Los Angeles Free Press. Este era un semanario contestatario, famoso por sus críticas a la Guerra de Vietnam, y el medio donde muchos podían alzar su voz, fuesen o no famosos.

Queda tan solo suponer e imaginar qué hubiera pasado si la carta se hubiera publicado antes de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. ¿Habría hallado eco el reclamo hecho desde Europa? ¿Habría habido un debate internacional sobre Tlatelolco? ¿Habría ejercido algún tipo de presión sobre Díaz Ordaz o sobre el Comité Olímpico Internacional?

Es imposible saberlo, pero es bueno saber que Bertrand Russell y Jean-Paul Sartre se tomaron el tiempo para atender el llamado de los estudiantes e invitaron a un boicot olímpico.

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Para leer

René Avilés Fabila

El gran solitario de Palacio

Universidad Popular Autónoma de Veracruz (2014)

Son muchos los que consideran El gran solitario de Palacio la mejor novela sobre la carnicería diazordaziana y echeverrista de Tlatelolco. Es esta una obra de juventud que tiene el mérito de haber sido traducida a múltiples idiomas y reeditado veinte veces. El título alude a una confesión del propio Díaz Ordaz, quien, en medio de la crisis, dijo que era “un solitario en Palacio Nacional”.

Como toda obra de protesta o denuncia, El gran solitario de Palacio tuvo un origen modesto: la censura del gobierno impidió su publicación en México, por lo que el autor buscó una casa editorial en Argentina. Luego sí, se publicó en México, pero sin el debido cuidado y con muchas erratas, hasta que un par de ediciones después, por fin, salió a la luz una edición correcta.

Con humor inteligente, Avilés Fabila desmembra la situación del Dictador –el PRI– que se cree todopoderoso y que, para conservar el poder, debe cuidarse de los cuervos que ha criado y que lo celan. Cada seis años se somete a una operación estética para simular la alternancia democrática.

Por otro lado, se sigue la historia de un grupo de estudiantes que sobreviven a la matanza en Tlatelolco. Algunos son transportados al Campo Militar Número Uno, donde se les interroga y hasta tortura.

Poco antes de morir, René Avilés Fabila escribió: “Concebí el libro como un amplio mural. No se trataba solamente de hacer un trabajo periodístico, mi intención era repasar los cincuenta o sesenta años de Revolución y padecer su ruina en una parodia plena de corrupción e injusticias. Su intención es equiparar todos los gobiernos ‘revolucionarios’ con las tiranías latinoamericanas”.

Esta parodia del convulso México postrevolucionario es un clásico contemporáneo que debe leerse y releerse por la simple razón de que las babas del solitario de Palacio siguen ensuciando la vida nacional por la sencilla razón, reconoció Avilés Fabila, de que “el sistema político mexicano es de una asombrosa flexibilidad. Hoy, con la excepción de unos cuantos, la inmensa mayoría de los que llevaron a cabo la hazaña son parte cabal del mismo estado de cosas que desearon eliminar”.

Enrique G de la G

gdelag@gmail.com

*Las columnas de opinión de CC News reflejan sólo el punto de vista del autor.