Paulatinamente muchos mexicanos que laboraban en el sector informal han formalizado sus empleos a partir de programas federales. Sin embargo, alrededor del 56% de los trabajos en el país pertenecen todavía al sector informal, una de las preocupaciones es saber cómo se comportará este tras la pandemia en México. Incluso, especialistas en la materia, como Jonathan Heath, Subgobernador del Banco de México, han afirmado que en abril se perdieron 2.1 millones de empleos formales versus 10.4 millones de informales.
En general, el incremento del desempleo afectará a todos los sectores que mueven la economía del país, incluido el informal. Por lo tanto, debido a la diferencia de oportunidades que existe en nuestro país, es urgente el planteamiento de iniciativas que ayuden a mitigar este gran golpe a la economía de todos los mexicanos, sin importar la clase social a la que pertenezcamos.
Un escenario pesimista
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más de la mitad de la población ocupada en México (31 millones de personas) se encuentra en la informalidad laboral, y según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el 37% de las personas trabajadoras no puede costear la canasta básica con sus ingresos laborales. Uno de los estados más vulnerables por la pandemia de COVID-19 es Michoacán, pues en este, cerca del 68% de la población trabaja en el sector informal.
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En Michoacán, el 21% de la población total no tiene acceso a la alimentación con sus ingresos laborales y, de acuerdo con el INEGI, esta entidad pasó de tener 70.1% de su población ocupada en el sector informal al 67.8% de la tasa laboral.
Es por esto que es urgente implementar programas emergentes de transferencias monetarias no condicionadas que ayuden a mitigar la vulnerabilidad económica de millones de personas.
Los retos serán grandes, es por eso que se requiere reforzar la seguridad económica en general. Este esfuerzo no reside únicamente en el Gobierno, sino también en los ciudadanos y en el sector empresarial, quienes pueden luchar aportando ideas desde sus perspectiva.
Particularmente, el empresario michoacano Mario Villicaña Belmonte afirma que este incremento del desempleo es preocupante, sumado a los niveles de desigualdad en el país. Es claro que debido a la magnitud de este conflicto el Gobierno es quien debe tomar las riendas. Sin embargo, Villicaña considera que el involucramiento de cada ciudadano es fundamental para transformar de fondo la realidad a la que se están enfrentando los mexicanos. Así como Villicaña, cientos de personas coinciden en que definitivamente se requiere la elaboración de políticas económicas e iniciativas tanto ciudadanas como de organizaciones nacionales e internacionales para resolver esta crisis que está lejos de haber terminado.
Sin duda, los despidos masivos en los sectores mencionados golpearán también en todo el ámbito económico de Michoacán y en general del país, ignorar esta realidad es darle la espalda a millones de mexicanos que no solo se están enfrentando a la crisis económica sino también a la sanitaria.
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