Para ser leídas con: “Divided… Conquer them” de Nonpoint
Paso 1. Métase en problemas abriendo su bocota
Guillermo es un querido amigo que se metió en un callejón –aún sin salida– por el delito de decir lo que piensa. Se asume apartidista, que no es lo mismo que apolítico y en las reuniones, en la chamba y hasta en su casa, decidió decir por qué pensaba votar por un candidato específico (de quien no mencionaré su nombre para evitarle a Guillermo más pesares). En casa tuvo una seria discusión con su novia, al grado de dejarse de hablar por todo un día; en la oficina, ni la palabra bullying alcanza para describir cómo le va al pobre. Y de plano ha optado por dejar de ir a las reuniones, por lo menos de aquí a julio. Todo por articular su opérculo bucofaríngeo.
Paso 2. Si no piensa como usted, ataque
¿Todo esto es culpa del pobre Guillermo, quien se está quedando solo por externar una preferencia electoral? ¿O será más bien que su candidato, junto con el resto de los que aparecerán en la boleta, están polarizando al pueblo que buscan gobernar con ataques y posturas radicales, en una frenética e irresponsable carrera por el poder? En cualquiera de los casos, haga a un lado estas preguntas y dedíquese a descalificar.
Paso 3. Permita que los políticos lucren con usted
Los gobiernos de Cataluña y España, Gran Bretaña, Venezuela, Nicaragua y Estados Unidos, por citar un puñado, son figuras en la vitrina de las divisiones y fracturas sociales en el museo del último año. ¿Cómo es que los pueblos se fueron quedando sin las facultades para siquiera cuestionar y articular una respuesta al respecto de estas fracturas? ¿En qué momento permitimos esto?
Paso 4. Haga una sola cosa. Y hágala mal.
La adicción a la división como botín político no sólo contradice la razón de ser de un gobierno: la ridiculiza y exhibe. Pero esto señala un problema aún mayor y mucho más sutil: las situaciones, como las posturas políticas (y todo lo que usted pueda percibir con sus sentidos) está en realidad ausente de las interpretaciones que uno les proyecta. Este es el mecanismo mediante el cual nos identificamos con lo que no somos y nos queremos apropiar de lo que no nos corresponde. Decía Antonio Porchia que nos damos cuenta del vacío justo mientras lo vamos llenando.
Paso 5. Venda su alma al primer diablo que se cruce
Pero ignore que la mente determina su experiencia. Evite saberse responsable de su realidad, tanto personal como política. Mejor siga identificándose con estupideces: con su género, con su nombre, con sus verdades a modo, con su partido político y hasta con un candidato, y defienda esto, aunque deje solos a los cercanos o sea usted quien se quede solo. Felicidades. De esta manera lo habrá conseguido: será usted quien haya logrado polarizar a su círculo (antes) cercano.