La inversión y el uso de tecnología en el sistema educativo no resolverá por sí misma el rezago educativo en el país a menos que se acompañe del desarrollo de competencias entre alumnos y profesores.
Así concluyeron expertos en educación que participaron en un panel organizado el IMCO, Google for Education y la Arizona State University.
Rafael Rangel Sostmann, asesor especial del presidente Michael Crow de la Arizona State University y ex rector del Sistema Tec de Monterrey, detalló cómo la educación a distancia transformó la vida de muchas personas en regiones apartadas y con poco acceso a educación tradicional en México.
Rangel Sostmann aseguró que los gobiernos estatales buscan invertir en tecnología, “se ha invertido mucho en pizarrones, en las tablas… y el aprendizaje de los alumnos se ha mejorado en la mayoría de los casos muy poco”.
El reto es cómo se debe educar al alumno para que pueda aprovechar la tecnología y sepa adaptarse a los desarrollos tecnológicos del futuro, 5 ó 10 años después de que se gradúe.
“Hemos hecho mucho énfasis en generar conocimiento, cuando ya está todo en Google… tenemos que hacer énfasis en desarrollar competencias, más que estar exigiendo conocimientos, una de ellas es aquella competencia de aprender por sí mismo”.
Consideró que uno de los grandes retos para la educación en América Latina es la deserción y una de las causas es que los alumnos están acostumbrados a depender de un profesor porque no desarrollaron competencias de autogestión y autoaprendizaje.
Al respecto, Juanita Ordoñez, account excecutive education en Google, detalló que en los 3 últimos años, el 80% de las personas no han tomado ningún curso online y el 60% de las personas en México que entra a hacer un curso online, no lo termina.
Por su parte, Georgina López, fundadora y directora de Continuum, consideró que el rol de la tecnología en el futuro de la educación debe pensarse a partir de dos preguntas: ¿tecnología para qué? ¿educación para qué?
“La naturaleza de las habilidades que debemos desarrollar son ya totalmente distintas, porque traemos esta amenaza de que la tecnología se va a llevar nuestros trabajos, pero esa misma tecnología se derivó de nuestro sistema educativo y es nuestro sistema educativo el que debe responder a la tecnología y regresarle las habilidades que hoy vuelvan a hacerla relevante”, señaló.
Juanita Ordoñez destacó que en México alrededor de 35% de los mexicanos tienen acceso a educación superior y solamente 2% de la población en México tiene acceso a un posgrado, considerando en este rubro no sólo maestrías o doctorados, sino bootcamps o diplomados en línea.
“Cada vez es más grande la oportunidad para que ellos (estudiantes mexicanos) estudien online”, afirmó.
Luke Tate, vicepresidente de la Arizona State University, consideró que la tecnología no es una sustitución para un buen sistema educativo.
“No podremos aprovechar la tecnología si no trabajamos el factor humano”, advirtió.
Georgina López detalló que en los niveles básicos de educación, los laboratorios de aprendizaje “abren un espacio con un componente de libertad importante en el que los alumnos parten de un tema académico, una problemática muy concreta, utilizan sus conocimientos y prototipan y crean algo que haga una diferencia en el aula o en su comunidad”.
El panel estuvo moderado por Alexandra Zapata, directora general adjunta del IMCO, quien consideró que hay un gran desafío en el tema educativo para “cambiar de una generación de papás y adultos que decían: por favor no te pongas creativo, a papás que te digan: cómo te ayudo a ser más creativo”.
¿Qué es el IMCO?
El Instituto Mexicano para la Competitividad es un centro de investigación en política pública que propone soluciones efectivas a los desafíos más importantes de México. Se define como una organización apartidistas y sin fines de lucro, que propone política pública para transformar la vida de las personas y promover el libre ejercicio de sus derechos.
Las áreas sobre las que se enfoca son:
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