Cerca de la Reserva Geohidrológica Anillo de Cenotes, en el municipio de Homún, Yucatán, el gobierno aprobó la construcción y operación de una granja con la capacidad de albergar a 49 mil cerdos. Como es de esperarse para el sentido común, el proyecto está lleno de irregularidades pues sin licencia de uso de suelo y sin consultar al Cabildo, se inició el proceso de construcción, incluso sin que la empresa que lo encabeza estuviera constituida.
No existe sustento bibliográfico y científico que hable del impacto ambiental de este plan para la zona, así lo expuso el medio periodístico Animal Político, que a través de una investigación especial reportó las irregularidades que colman al proyecto que pone en riesgo las fuentes de agua del municipio yucateco.
Pero el problema ambiental no es el único, pues se prevé que dicho “desarrollo” afecte las actividades turísticas del lugar, dejando sin empleo a miles de personas. Nada menor si se piensa que en Yucatán hay una derrama económica cercana a los cinco mil millones por semestre.
Cenote de Humún. (Foto: Andrea Vega)
En el reporte de Animal Político se lee que desde el inicio hubo cosas chuecas, pues se arrancó el proyecto tres meses antes de que la empresa Producción Alimentaria y Porcícola (PAPO) estuviera constituida. La compañía en cuestión es propiedad de los dueños de Grupo Sipse, compañía que acapara buena parte de los medios de comunicación en Yucatán. Bajo esa óptica, no fue raro que las irregularidades se presentaran cuando el gobernador Rolando Zapata firmó un decreto para hacer a la Reserva Estatal Geohidrológica del Anillo de Cenotes como área natural protegida, al mismo tiempo que autorizó el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) presentado por PAPO, mismo que elaboró Gladis del Rosario Alamilla, una cirujana dentista sin validación académica que la acrediten con conocimientos ambientales.
Ante las preguntas que se le hicieron al secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente de Yucatán, Eduardo Batllori, sobre la validez de un estudio firmado por una dentista, él respondió que no podía rechazar el documento pues hubiera incurrido en un acto discriminatorio, y que dado que no hay por ley un padrón de profesionales autorizados, cualquier persona puede presentar su Manifestación de Impacto Ambiental.
Se necesitan de 140 días para que un cerdo alcance el peso promedio del mercado. Y según las reglas de limpieza de las granjas porcinas de Michoacán, los cerdos se asean cada tres días. (Fuente: Food and Agriculture Organization, UN)
En la investigación firmada por Andrea Vega, Eduardo Batllori afirmó que la granja no representa un impacto negativo en el ambiente y que además se solicitó que se instalen biodigestores y una planta de tratamiento de agua para no contaminar. Pero existe un contrainforme técnico que ahonda en la vulnerabilidad de contaminación del acuífero de la Península de Yucatán por sus fisuras y conductos de disolución en el subsuelo, lo que permite todo tipo de filtración.
Algo que no se detalla en el informe de PAPO es el sistema de tratamiento de heces fecales de los cerdos ni el manejo de sanitización de olores que emita la granja. Además, hay una negación de los pueblos originarios, pues no se reconoce que la zona está habitada por mayas, como lo reconoció el mismo Batllori en 2015 ante la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
Y esa es sólo la punta del iceberg del desarrollo de este megaproyecto que promete creará 45 empleos permanentes, pero en su mayoría serán dados a técnicos de otros estados, a cambio de la salud y desempleo de la comunidad de Homún, que tiene 772 habitantes y del impacto ambiental para todo el estado.