Una mujer excepcional
Probablemente no hayas escuchado hablar sobre Gerda Taro, una mujer que se caracterizó por perseguir su pasión y morir por ella: es recordada como una fotoperiodista que empuñó una cámara y se forjó un nombre dentro del mundo de la fotografía. Además fue la primera en cubrir un frente de guerra y murió ahí, haciendo lo que más amaba, durante la Guerra Civil Española en 1937.
Te recomendamos leer esto con la canción de alt-J, “Taro”. Sí, se vuelve más conmovedora la historia.
El cumpleaños de una soñadora
Su nombre verdadero era Gerta Pohorylle y nació un día como hoy hace 108 años, el 1º de agosto de 1910 en Stuttgart, Alemania. Hoy Google le hizo un homenaje a través de un Doodle que retrata la esencia de su curiosidad. Taro, a pesar de haber vivido sólo 26 años, dejó tras de sí una historia de aventuras, amor, viajes y descubrimientos, pero sobre todo un legado fotográfico que quedará para la posteridad como un emblema de la determinación de su autora.
Doodle en homenaje al cumpleaños 108 de Gerda Taro. (Foto: Google)
Se forja una heroína
A pesar de provenir de una familia burguesa, la infancia de Taro estuvo marcada por ideas socialistas y del movimiento obrero. De hecho, en 1929 ella y su familia se tuvieron que mudar a Leipzig, también en Alemania, por el inicio de la era nazi, ideología a la que ella y los suyos se oponían y razón por la cual tuvieron que separarse para residir en distintos lugares.
Después de ser detenida en 1933 por hacer campaña contra el gobierno nazi, Taro escapó con una amiga a París en donde descubrió su vocación: la fotografía. Una pasión naciente que floreció aún más cuando conoció a Endre Erní Friedman, un judío de origen húngaro que intentaba ganarse la vida como fotógrafo.
Amor y arte
Endre y Taro se enamoraron perdidamente, un amor que no sólo los llevó a formalizar su relación, sino que los volvió cómplices en un arte que fundió sus destinos. Endre le enseñó todo lo que sabía de foto y ella escogió el seudónimo Gerda Taro, pues era mucho más fácil de pronunciar que su nombre verdadero.
Una de las fotos más populares y conmovedoras de Taro y Capa. (Foto: El Diario)
Para Endre inventó el nombre Robert Capa, un seudónimo que quedó inmortalizado por marcar un estilo fotográfico. Ambos firmaban sus obras como Capa, por lo que es a veces imposible distinguir qué fotos son de quién, una separación innecesaria.
España, el final de un viaje
Con el inicio de la Guerra Civil en España en 1936, la vida le otorgaba a la pareja una oportunidad para crecer profesionalmente además de seguir sus ideales revolucionarios, por lo que viajaron y cubrieron –tanto juntos como por separado– frentes en Barcelona, Aragón, Madrid y Córdoba. Fue en este último en donde se capturó una de sus fotos más famosas: “Muerte de un miliciano”, obra que generalmente se cree que fue tomada por Gerda y no por Endre.
“Muerte de un miliciano” ha despertado la curiosidad de la autoría que generalmente se le atribuye a Taro. (Foto: Museo Reina Sofía)
Sin embargo llegó 1937 y los amantes se distanciaron: Gerda rechazó la propuesta de matrimonio del fotógrafo, Endre se quedó con el nombre de Capa, y nuestra heroína se acercó a intelectuales antifascistas como George Orwell y Ernst Hemingway (casual), momento en que comenzó a comercializar su trabajo bajo la etiqueta de Photo Taro.
Gerda, “el pequeño zorro rojo”, como la conocían por su juventud, su color de cabello y sobre todo por su agilidad, siempre estuvo dispuesta a estar en primera fila durante los enfrentamientos, valentía que le costó la vida en una batalla en Brunete.
La tragedia
Taro subió al estribo del coche del general Walter, pero el paso de unos aviones hizo que el vehículo perdiera estabilidad y ella cayó el suelo. En ese momento, un tanque republicano marcha atrás cayó sobre ella y quebró su cuerpo.
Fue trasladada todavía con vida al hospital inglés El Goloso, donde falleció horas después, en la madrugada del 26 de julio de 1937, seis días antes de cumplir 27 años. Su cuerpo fue trasladado a París en donde le rindieron homenaje como una heroína republicana.
Se cree que esta puede ser la última foto de Gerda asistida por un joven doctor de las Brigadas Internacionales de la Guerra Civil. (Foto: El Español)
Sin embargo, el tiempo es implacable: la Segunda Guerra Mundial, el trabajo fotográfico destruido por Franco y la asociación de Taro con el comunismo la sumieron en la oscuridad de la historia, sitio que no habría de ocupar durante mucho tiempo.
Hoy Taro es recordada por muchos como forjadora de su vida, un pequeño zorro rojo capaz de enfrentarse a las limitaciones de su época y las dificultades de las circunstancias humanas. Sus fotografías nos dejan la mirada de una artista que llegó hasta donde ninguna otra había llegado hasta entonces. Y ahora que la conoces, su recuerdo sigue para perpetuarse en los archivos de la humanidad.
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