Una nota periodística del 21 de agosto de 1988, cabeceaba: “Matan a enfermos de SIDA”, y a continuación el balazo: “Un ‘escuadrón de la muerte’ los persigue”. El reportero José Hugo García Salcedo reporteaba que en el Estado de México se habían registrado en los últimos treinta días diversos asesinatos “sanguinarios” en contra de hombres homosexuales.
Parte de la exposición en el Museo de la Ciudad de México. (Foto: Tristán Ramírez)
“La policía cree que se trata de la actuación de un ‘escuadrón de la muerte’ que asesina a presuntos portadores de la ‘peste lila’, hecho que mantiene en estado de shock nervioso a buena parte de los integrantes de la comunidad gay”, informaba.
La nota, junto a otras tantas de la época en relación a los años de la detención de los primeros casos de VIH en México, se expone en la muestra documental El chivo expiatorio: Sida + violencia + acción, que evoca en el Museo de la Ciudad de México el 35 aniversario de que el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán recibiera al primer paciente diagnosticado.
Parte de la exposición en el Museo de la Ciudad de México. (Foto: Tristán Ramírez)
El aniversario, a no ser por esta muestra curada por Eugenio Echeverría, pasaría de noche, pero no sorprende. El estado mexicano olvidó hace lustros la batalla contra la enfermedad; bajó las manos, al menos, con respecto a las campañas de prevención.
Las primeras grandes campañas, por cierto, vendrían incluso de la sociedad civil hacia 1984 de la mano del Taller de Documentación Visual, el destacado colectivo artístico encabezado por Antonio Aguilar que se entregó a la causa a través del arte del cartel: el uso del condón llevado a los planos de la estética sin tapujo alguno.
Parte de la exposición en el Museo de la Ciudad de México. (Foto: Tristán Ramírez)
El chivo expiatorio, que además recoge expresiones artistas alrededor del tema, ofrece una trayectoria de esas luchas, con cientos de nombres a los que la comunidad LGBTTTIQ debe tanto, con iniciativas como el nacimiento de los Martes del Taller de Luis González de Alba o el surgimiento de la Semana Cultural Lésbico-Gay a partir de activistas encabezados por José María Covarrubias, y también iniciativas gubernamentales, como la creación del Conasida o TelSIDA. ¿Sigue existiendo el TelSIDA?
El estado ha abandonado la lucha y eso es lo que hay que reprochar, sobre todo en los tiempos actuales, cuando medio país se ha volcado a las calles tras el triunfo histórico de Andrés Manuel López Obrador, irrefutable, hasta necesario. Pero con él llega no sólo un presidente cristiano hasta las huesos, sino un partido como el PES (Partido Encuentro Social), con el que fue en una innecesaria alianza; abiertamente evangélico, contrario a las libertades sexuales y reproductivas, enemigo del aborto y hasta del condón.
Parte de la exposición en el Museo de la Ciudad de México. (Foto: Tristán Ramírez)
El panorama es que podrían confirmarse una bancada importante en la Cámara de Diputados para ese partido, y contaría también con representación en el Senado. El mal ya está hecho, aunque el PES perdiera su registro.
“Matar a sidosos sería efectivo pero no conveniente”, cabeceaba otra nota que en el mismo agosto del 88 reporteaba las palabras de Guillermo Bustamante, entonces presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia.
Y de allí viene el PES, así que la lucha sigue. Y más que nunca, porque todo tiende hacia atrás.
*Las columnas de opinión de CC News reflejan sólo el punto de vista del autor.
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