Fue en febrero del año pasado cuando se dio a conocer por parte de las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, que se había descubierto la cueva inundada más grande del mundo y justo en territorio mexicano. En ese momento nos quedamos maravillados con el hallazgo porque parte de la majestuosa cultura maya, esa que cada día nos sorprende con algo nuevo, se encontraba en Tulum, en el estado de Quintana Roo.

Ahora, el hallazgo ha sido más sorprendente porque, además de tener que ver directamente con nuestros antepasados, podría acercarnos muchísimo más a restos de antiguos gobernantes mexicas. Hasta ahora, nunca se ha encontrado un solo resto de algún emperador, sin embargo, las pistas podrían llevar pronto a los arqueólogos a encontrarse con alguna tumba con restos de tlatoanis aztecas.

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¡Expliquénlo todo!

A ver. Resulta que el director del proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján, informó sobre el hallazgo de varias ofrendas junto a este santuario azteca. En una de ellas encontraron, por ejemplo, el esqueleto de un jaguar vestido de guerrero, con un disco de madera tallada en la espalda, emblema de Huitzilopochtli, guardián de uno de los dos santuarios construidos en lo alto del templo, el cual llegó a medir más de 40 metros.

En este informe, López Luján también indicó que encontraron una especie de ballesta azteca que disparaba lanzas a gran velocidad, mejor conocida como ‘atlatl’. Encontraron también corales, estrellas de mar, conchas marinas y restos de una pequeña espátula rosada, una ave que era muy parecida a los flamencos.

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Encontraron también el esqueleto de un menor

Imagina nada más cómo se erizó la piel de López Luján y compañía cuando después de descubrir todo esto que te describimos hace un momento, encontró también el esqueleto de un niño, el cual, además, estaba vestido igual que Huitzilopochtli.

El pequeño estaba enterrado junto a varios cuchillos, de acuerdo al informe manejado por Luján y su equipo, los cuales estaban decorados con perlas y piedras preciosas. Se dice que tanto el niño como el jaguar, pudieron haber sido sacrificados y después se les extrajo el corazón, ofreciéndoselo al Dios de la Guerra.

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Si se descubren hallazgos de dioses aztecas, sería una locura

¿Quién no recuerda, por ejemplo, a Eduardo Matos Moctezuma? Él fue el primer director del proyecto de excavaciones del Templo Mayor y él mismo ha especulado que los restos de Ahuitzotl, predecesor de Moctezuma, podrían estar enterrados en el edificio situado en nuestro Centro Histórico.

López Luján, por su parte, dice que las cenizas de varios reyes podrían estar en dos cuartos que hay al final de un tunal oculto bajo una losa a los pies del Templo Mayor. Matos compara la existencia de estas tumbas con las de Tutankamón, en Egipto, la tumba del rey maya Pakal, de Palenque o el mausoleo de la dinastía Qin, en China.

Foto de portada: INAH.

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