El Pico de Orizaba fue el escenario en donde especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), junto al arqueólogo Ismael Arturo Montero, localizaron un sitio arqueológico que podría ser un adoratorio prehispánico, identificado como Poyauhtlan, que quiere decir “lugar donde se hacen ligeras las nubes”.
Estos vestigios prehispánicos fueron encontrados del lado de Puebla, en la ladera oeste del Pico de Orizaba. Ahí, los arqueólogos encontraron una estructura cuadrangular que presuntamente sirvió como adoratorio para un ritual astronómico denominado tetzacualco, similar a los que alguna vez se encontraron en el Iztaccíhuatl, en el Popocatépetl y en el Monte Tláloc.
En este sitio arqueológico también encontraron piezas de cerámica. (Foto: INAH)
Sobre la superficie de este adoratorio también se encontró cerámica decorada la cual puede pertenecer al periodo Clásico, es decir 200-700 d.C., o Epiclásico que va de 200-900 d.C. Dicen los arqueólogos que la similitud arquitectónica es demasiado grande comparada con los espacios encontrados en la cima del Monte Tláloc, utilizados para realizar rituales para propiciar la lluvia.
El adoratorio prehispánico fue construido con piedras de basalto y tezontle en donde se encontraron también un par de salidas. Una de ellas está ubicada al poniente y mide más de 4 metros. Esta salida da hacia lo que podría ser un camino con hileras y piedras al borde. La segunda mide cerca de dos metros y presenta un par de posibles escalones.
Este fue el rectángulo que los arqueólogos del INAH encontraron en el Pico de Orizaba. (Foto: INAH)
«En la ladera oeste del Pico de Orizaba donde se ubicó el adoratorio, la intervención humana es mínima, ya que no está dentro de los recorridos habituales de los montañistas, ni tampoco se observan elementos contemporáneos del culto granicero», indicó la arqueóloga del INAH, María de Lourdes López Camacho.
El doctor Arturo Montero aseguró que «el recinto cuadrado que se ve en la ortofoto, es muy parecido en dimensiones, orientación y altura a los tetzacualcos de Monte Tláloc, Popocatépetl e Iztaccíhuatl, donde la presencia de cerámica tolteca es determinante, pero hasta que no se realice un trabajo de excavación, no se podrá precisar cuál es más seguro», sentenció.
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