Desaparecido… Igual que miles de mexicanos en este momento. Vivo, pero desaparecido. Una contradicción tremenda sobre todo cuando sabes que también pudiste estar desaparecido, pero muerto, como otros tantos más que ya forman parte de la estadÃstica de este México que no quiere ser silenciado ni por el crimen organizado, ni por la falta de operación de las autoridades para reducir las desapariciones, los secuestros, la trata de personas, los feminicidios.
Un superviviente entrevistado por el diario español El PaÃs, narró el infierno que vivió al ser reclutado por el Cartel Jalisco Nueva Generación para convertirse en sicario, algo para lo que fue entrenado haciéndole creer que iba realmente a ser contratado como guardia de seguridad.
Un grupo en Facebook, el inicio de todo
Este superviviente a quien llaman Luis, por cuestiones de seguridad, indicó que al no ganar un salario digno en el centro de rehabilitación para el que laboraba, decidió unirse en abril del 2017 a una bolsa de trabajo en Guadalajara a través de Facebook.
Lo contactaron por inbox y le indicaron que tenÃan para él un trabajo como guardia de seguridad en el que el salario alcanzaba los 4 mil pesos semanales. Después de ser agregado a un grupo de WhatsApp junto con otros 15 interesados, les pidieron acudir a un entrenamiento al municipio de Tala, en Guadalajara, en donde les darÃan 4 mil por adelantado.
Cuando llegó, la pesadilla comenzó pues él, junto a una decena de personas, fue capturado y metido en una casa de seguridad para después trasladarlos a la sierra de Ahuisculco, en donde serÃan entrenados para convertirse en sicarios del Cartel Jalisco Nueva Generación.
La sierra de Ahuisculco, caldo de cultivo para el crimen organizado
Después de darse a conocer las desapariciones de algunos de los que cayeron en este reclutamiento, la FiscalÃa de Jalisco descubrió distintos campamentos de reclutamiento del CJNG y en uno de ellos, detuvieron a 15 hombres, 3 de ellos comprobaron que se encontraban ahà en contra de su voluntad.
Jornaleros, albañiles, lavacoches, desempleados, cargadores de la central de abastos… Después de preguntar si todo iba a estar bien, Luis dijo que fue llevado junto con otros tres chicos provenientes del Estado de México a una carretera. “Un chofer nos ordenó subirnos a la caja. En el camino supimos que habÃamos estado en el WhatsApp un dÃa anterior y habÃamos sido contactados por medio de bolsas de trabajo a las que nos inscribimos por Facebook”.
“Nos cambiaron a otro carro. Dimos vuelta rumbo a Tala, nos metimos en una brecha y llegamos a una finca abandonada, con alambres de púas, palos de madera; habÃa un hombre con cuerno de chivo que nos decÃa que siguiéramos hacia adentro”, relata Luis a El PaÃs. “Observé que no habÃa muebles, sólo personas en el piso, 38 amontonadas en el suelo. Fue cuando me di cuenta que me habÃa metido en un problema porque no era normal eso”, recordó.
Paciencia… paciencia para escapar…
“De esa casa comenzaron a sacarnos por montones para llenar trocas. De la carretera por Cuisillos nos llevaron a Navajas, a otra finca grande, con portón de fierro como de ganado… HabÃa un señor con su sombrero como de campesino que nos gritó: ‘¡A ver, hijos de su… en lÃnea, ámonos, en caliente! ¿Alguien sabe por qué chingados está aquÃ?’, relata Luis agregando que les daban vacaciones como confianza para ver que regresaban a trabajar.
“Todo el dÃa hacÃamos ejercicio y decÃan que quienes obedecÃan salÃan de vacaciones o descanso. Estábamos clasificados por nuevos, seminuevos y viejos. A los nuevos nos golpeaban todo el tiempo, siempre habÃa hombres armados vigilando”, continúa Luis. En otra parte del relato, el superviviente argumentó: “Nos formaron y nos comenzaron a decir que Ãbamos a entrenar para trabajar como sicarios del cartel Jalisco Nueva Generación y que si nos resistÃamos nos iban a matar”.
Luis logró escapar junto con otros dos supervivientes que también cuentan sus relatos a distintos medios de comunicación con la consigna de ser completamente anónimos. “Después de un tiempo salió a la luz en las noticias que alguien estuvo en la misma situación que yo y se animó a hablar y pues yo dije que mi objetivo al escapar de allá arriba era tratar de brindarle paz y tranquilidad a aquellas personas que perdieron la pista de sus seres queridos”, sentencia Luis.
“Muchos de ellos son las personas que yo vi calcinar y que nadie de sus familiares se dio cuenta cómo murieron y cómo desaparecieron a menos que yo hable. Fue que me comuniqué a la FiscalÃa de Jalisco y les comenté que yo también fui privado de mi libertad en la sierra de Navajas por el cartel Jalisco Nueva Generación y que podrÃa identificar a 17 desaparecidos que vi con mis propios ojos morir en las manos de nuestros captores”, concretó el superviviente. Romperles el alma, su armonÃa interior, maltratarlos y sobajarlos, la dinámica para que los jóvenes desaparecidos no regresen al lugar que los vio crecer en lo que alguna vez pensaron que eran los peores tiempos de sus vidas, sin saber que la pesadilla aún no comenzaba…
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