Fue el 17 de octubre del 2019 cuando Sinaloa quedó marcada para siempre. “El Culiacanazo” o también llamado “El Jueves Negro” se suscitó en Culiacán, Sinaloa, cuando se detuvo por primera vez a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Posteriormente, se dio la liberación por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador, en una decisión que también marcó su gobierno.
‘Culiacanazo’, un operativo fallido
Todos tenían que resguardarse. Mujeres, niños, estudiantes, familias completas permanecieron en casa, en sus oficinas, en las escuelas, tras incendios, bloqueos y tiroteos registrados en Culiacán, Sinaloa ese 17 de octubre del 2019. A las 2:45 de la tarde elementos del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional rodeaban un domicilio en el sector de Tres Ríos, una zona de alta plusvalía con más de 15 fraccionamientos en Sinaloa.
Media hora más tarde, integrantes del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico, entraron a dicho domicilio en donde se encontraba Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”. Culiacán para ese momento ya estaba sitiada y para las 15:30 horas, ya se reportaban a los primeros militares heridos tras los enfrentamientos entre las autoridades.
Los sicarios del Cártel de Sinaloa evitaron que la Sedena recuperara ocho de los nueve puntos de acceso que conducen hacia el norte y sur de Sinaloa, mostrando así su poderío. Al capturarse a Ovidio Guzmán, la Sedena informó que tomaron como rehenes a once efectivos, mientras entre 700 y 800 civiles armados, provocaron que las fuerzas del orden público retrocedieran.
Ante las amenazas, el presidente Andrés Manuel López Obrador tomó la decisión de liberar a Ovidio Guzmán, declarando que lo hizo “por cuidar la seguridad del pueblo”.