Después del sismo del 19 de septiembre del 2017, los ciudadanos de distintos estados y la Ciudad de México entendimos a los edificios como nuevos entes (desde lo individual y lo colectivo).
La basura tomó otras dimensiones no sólo en cantidades, sino en cualidades. El escombro existió a gran escala en nuestras conciencias. ¿Qué se hizo con el que salió a partir de remover los edificios derrumbados? ¿Cómo contempla el proyecto de reconstrucción una basura poco habitual?
A finales de 2017 se registró una colecta de 89 mil toneladas de escombros por el 19s. Tan sólo tres meses después de uno de los sismos más trágicos en la historia de México, la Agencia de Gestión Urbana (AGU) levantó y redujo el escombro recolectado para llevarlo a cinco delegaciones con tiraderos autorizados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Pero dada la experiencia con la intervención gubernamental en la reconstrucción después del 19s, que ha sido deficiente y corrupta, el manejo de escombros está en la mente de arquitectos y urbanistas ambientales y sanitarios que proponen reciclar el escombro a gran escala para ayudar al ambiente.
Se estima que en México diario se producen 25 mil toneladas de escombro. (Foto: Reuters).
El caso concreto toca ahora a Kaaban, un grupo de arquitectos e ingenieros civiles y ambientales que buscan reciclar materiales para hacer los procesos de reconstrucción más eficientes. Su proyecto ya compite por el Premio Nacional del Emprendedor de este año y se trata de recolectar residuos de demolición de obras viales para triturarlos y reciclarlos en construcciones nuevas.
El proyecto cita casos de éxito de reciclaje en países como España, Alemania y Holanda. Además de resaltar que en México se producen, regularmente, 25 mil toneladas diarias de escombro —unos 13 Estadios Azteca llenos al año—, de lo que el 80 por ciento es contaminante.
Para el financiamiento de este proyecto se necesitan tres millones de pesos. Una inversión pequeña si se piensa que la efectividad del plan dará un respiro a la explotación de recursos naturales “nuevos” y habrá una incorporación de basura a la cadena productiva de obras civiles.
El proyecto no suena nada mal después de las contrataciones millonarias que hizo la AGU, que le pagó 20 millones de pesos a dos empresas (10 cada una) para trasladar el escombro a los sitios sanitarios autorizados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y que se dejó en los depósitos de cinco delegaciones.
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