Thomas Burgenthal, reconocido juez internacional, sobreviviente del Holocausto y miembro de la Corte Internacional de Justicia, aseguró que las prisiones políticas de Corea del Norte son igual o peores que los campos de concentración nazi como Auschwitz, por lo que Kim Jong-un y sus partidarios deberían ser juzgados por crímenes de lesa humanidad.
«El régimen norcoreano utiliza estas prisiones para atemorizar a su población donde se llevan a cabo prácticas brutales que violan los derechos humanos de cualquier persona. Todo para mantener calmada y controlada a la población norcoreana», dijo el juez a The Washington Post.
En las prisiones norcoreanas se realizan trabajos forzados. (Foto: ABC)
Durante su infancia, Burgenthal vivió preso en Auschwitz, Sachesenhausen, y el gueto de Kielce en Polonia después de que fuera capturado de su natal Lubochna en la actual Eslovaquia. «Las condiciones en las que viven estos prisioneros son terribles, quizá peores que las que vi en Europa», sentenció.
Sus opiniones sobre las prisiones norcoreanas se basan en pruebas de antiguos presos, guardias penitenciarios desertores del régimen entre 1970 y 2006. A partir de tales testimonios los expertos iniciaron una investigación al respecto a través de la Asociación Internacional de Abogados (AIA). En las conclusiones de dicho reporte se aseguró que el régimen podría ser acusado de entre 10 y 11 crímenes de guerra reconocidos por el derecho internacional.
Así luce uno de los campos de concentración norcoreanos vía satélite. (Foto: Digital Globe)
«Tenemos pruebas de que se cometen asesinatos, torturas, violencia sexual y hasta esclavitud. Es difícil igualar una situación como esta en el mundo», opinó Burgenthal quien calificó estas prácticas como una atrocidad al máximo nivel para intimidar al pueblo norcoreano.
Según la AIA, existen más de 130 mil norcoreanos presos en cuatro gigantescos campos de concentración donde su castigo es realizar trabajos forzados en minas con jornadas de más de 20 horas, con condiciones climatológicas severas, poca comida y ropa. Estas prácticas también fueron documentadas en un informe de la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas en 2014.
«Las violaciones y los abortos forzados son el pan de cada día en los campos de concentración donde hombres y mujeres son sometidos por igual. En una ocasión atraparon a un desertor a quien lo colgaron boca abajo para torturarlo con fuego y agua rellenándole la boca con pimienta picante para obligarlo a tragarla», dijo un testimonio de un médico que logró huir a China.
El comité cree que estas prácticas se agudizaron en 2013 después de que Kim Jong-un ascendiera al poder, y mandara a ejecutar a su tío Jang Song Thaek por lo que inició una purga en el interior del régimen dirigida a los viejos allegados a su padre, Kim Jong-il.
Los testimonios de las prisiones son avalados por desertores del régimen. (Foto: BBC)
En respuesta, el régimen ha negado constantemente dichas acusaciones relacionadas a los campos de concentración. El diplomático norcoreano, Jang Il Hun dijo en 2014 ante Naciones Unidas que en su país se manejaba un sistema penitenciario como los de Occidente.
En un país donde la dinastía Kim que ha gobernado el país desde el fin de la guerra de Corea en la década de los cincuenta, los líderes son vistos como semidioses y someten a la población a rendir un culto de personalidad dentro de un estado totalitario, además de que el aislamiento de Corea del Norte con el resto del mundo facilita que el régimen cometa crímenes de lesa humanidad con total impunidad.
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