O Rei a muerto. Edson Arantes Do Nascimento, mejor conocido como Pelé, perdió la vida a los 82 años y con él se va una historia fantástica de logros y recuerdos que lo convirtieron en la leyenda del futbol que permanecerá por la eternidad. En esa historia, sin duda se encuentra México, que gracias al Mundial realizado en nuestro país en 1970, logró consolidarlo como el mejor futbolista de todos los tiempos.
Se convirtió en el estandarte de la afición mexicana que lo vio coronarse aquel 21 de junio en el Estadio Azteca. Y cómo no maravillarse con aquella selección brasileña con Airzinho, Tostão, Rivelino, Gerson y Carlos Alberto, el Scratch robó y se coronó ante más de 100 mil personas en el Estadio Azteca en un juego épico ante Italia, que acabó con Pelé levantando el Jules Rimet y un sombrero de charro en la cabeza. A partir de ese momento, Pelé y México tuvieron una relación muy estrecha y de cariño mutuo.
Después del Mundial de 1970, regresó varias veces a México
Lo del Mundial de 1970 sólo fue el inicio de la gran relación que tenía Pelé con México, pues después de ese gran mundial, regresó en varias ocasiones, dio entrevistas, estuvo en programas de televisión, asistió a la inauguración del Estadio TSM de Santos Laguna, fue embajador de un banco y fue reconocido en el Salón de la Fama del Futbol en Pachuca.
Y en todas esas ocaciones, se conmovió al ver el amor que nuestro país le tenía y el cual seguía intacto a pesar de los años, pues aquella final ganada en el Azteca fue solo el inicio del gran cariño que se formó entre la afición mexicana con el mejor jugador de todos los tiempos, Pelé. ¡Pelé ha muerto, viva O Rei!